Capitulo I

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El Gran Valle de Ostriz, el lugar donde nací. A la lejanía no es más que una hendidura entre las escarpadas colinas, pero una vez te acercas puedes apreciar una imponente muralla de piedra maciza. El marco de la entrada está grabado en la misma piedra con gran nivel de detalle. A cada lado de la entrada hay un guerrero, tan alto como el pórtico, con las manos reposadas en una gran espada. Cuenta la leyenda que el día que la colonia sufra el peligro de ser sublevada, despertarán para asegurar la supervivencia de los clanes.

Tras atravesar la entrada, se ven los restos de un asentamiento pero solo se percibe por los distintos niveles de desgaste del suelo; ni restos de casas, ni caminos. Al fondo siguiendo un sendero creado por las rodaderas de carromatos, integrándose con el suelo, se ve una estructura similar a un pozo, pero rectangular y al que le falta una de las paredes. Esta es la única estructura visible y es, como te imaginarás, la entrada y salida de la colonia.

La entrada sigue el funcionamiento similar a un montacargas. Cuando la plataforma desciende y se puede apreciar algo parecido a un almacén con dos arcos, uno a cada lado de la sala. En el arco de izquierda una escultura de oro macizo en forma de balanza guarda la entrada. Al otro lado el segundo arco es flanqueado por una escultura de un candil de granito. 

Quiero que te imagines un embudo. La estructura de la colonia es algo similar. La entrada que se adentra en la tierra es estrecha y profunda, pero a partir de esta sala que te he descrito empieza a ensancharse. 

Si tomamos el camino descendente de la derecha, tras un buen tramo de escaleras encontramos una plaza. Esta plaza tiene dos funciones; se envían las mercancías al almacén superior y se reciben las importaciones. También es el punto de unión entre la zona residencial de obreros y obreras con las galerías. En la zona residencial las casas son estructuralmente de piedra y madera solo en la puerta exterior y los marcos de los ventanucos,  las cocinas se alimentan de carbón y a su vez dan calor a toda la casa. Cada vivienda suele estar ocupada por familias de 2 a 5 miembros, y tienen una planta baja donde se hace vida familiar; la primera planta y la buhardilla suelen albergar las habitaciones. Las únicas casas de mayor dimensión son las de los capataces.

Si, en cambio, nos adentramos por el arco izquierdo llegas al paraíso de la burocracia, la soberbia y el estatus. Es lo que llamamos "La Torre de mando". Aquí viven y rigen las familias más poderosas de toda la colonia y, también, diseñan y trazan los mapas y las estrategias que debemos seguir en el piso inferior. Esta gente no se mezcla con "los del candil", manda mensajeros. Y para subir solo tienen permiso los capataces, tras previamente solicitar una audiencia.

"La torre de mando" estaba dividida de forma parecida a la planta baja, pero de forma mucho más lujosa y redundante. Las salas de reunión eran amplias y ornamentadas. Era abismal la diferencia entre un lado y otro.

La colonia estaba organizada y dirigida por "Los Tres Poderes".

El primer poder era el gobierno, formado por los tres clanes más poderosos: Los Baltrix, Los Frytog y Los Xadryte. El segundo poder eran los mandatarios y mercaderes, formado por los clanes Rupioh y Mritahl que se encargaban de las exportaciones de la colonia y de los acuerdos mercantes para abastecernos .El tercer y último poder era el ejército y la escuela de armas. Solo podían acceder los jóvenes nobles y, claramente, yo no era uno de ellos. Este poder lo regían los clanes Rujol, Solithe y Gultih.

Por una pepita de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora