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13 años & 15 años


Era un día normal en el colegio para João Félix, pero algo se sentía extraño. No sé encontró a Cancelo por los pasillos ni en el recreo, algo que solía ser bastante común a pesar de no estar en el mismo curso. Se había acostumbrado a estar con él siempre.

Al llegar a casa, lo primero que hizo Félix fue preguntar por Cancelo a su madre. Sin embargo, ella no tenía información sobre el chico.

— No lo sé. Me parece raro, María no me ha contado nada —respondió su madre.

Como ambas familias eran vecinas, João decidió ir hasta la casa de su amigo para averiguar qué estaba pasando. Tocó la puerta y fue recibido por el pequeño Pedro, quien le abrió la puerta con una sonrisa. Desde la cocina, la mamá de Cancelo lo saludó.

— Hola, Joalito, pasa por favor —dijo la mujer tatuada.

— ¿Qué pasa con Cancelo? —preguntó Félix de inmediato, notando la ausencia de su amigo.

La mamá de Cancelo le explicó que se había despertado enfermo esa mañana, con fiebre y vómito. Félix sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras de la mujer.

— Si sigue enfermo lo voy a llevar al hospital, aunque ya logré controlar la fiebre —agregó la mamá de Cancelo.

— ¿Puedo subir a verlo? —preguntó el niño con preocupación.

La madre de Cancelo asintió y Félix subió las escaleras hasta llegar al cuarto.

— Hola... —dijo bajito, asomando la cabeza por la puerta.

— João...

— Perdón si te desperté.

— Estaba despierto.

Era mentira, estaba dormido y Félix lo había despertado, pero no se iba a enojar con él.

— Ven —dijo Cancelo moviéndose para abrir espacio en su cama, haciendo señas para que Félix se acostara junto a él. João obedeció.

El menor se acurrucó junto a Cancelo en la cama, sintiendo el calor reconfortante de su amigo. A pesar de que estaba preocupado por él, se sentía aliviado de poder estar a su lado.

— ¿Te sientes mejor? —preguntó Félix en voz baja.

El chico asintió levemente, aunque su rostro aún mostraba signos de malestar.

— Un poco. Gracias por venir a verme, tontín.

Al principio se quedaron hablando un poco, pero luego el sueño fue ganando sobre el niño enfermo, y este se lo transmitió a Félix, quien terminó quedándose dormido a su lado.

Había sido una gran compañía.





( 🏡 )

Hola akinistas, no me odien 🚶‍♂️

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