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Ah, había omitido la marca en el cuello de Rosé.

Lisa sintió como la empujaban, si hubiera anudado eso le habría dolido mucho pero por suerte no fue así.

— ¿¡Que mierda estas haciendo Rosé!? —el grito agudo de un omega masculino resonó en las 4 paredes— ¿¡Dejas que otro alfa te de por el culo!? —

La mirada ida de la rubia pareció enfocarse un momento mirando al omega de su tamaño, en tanto ella correspondía, se quito el condon y busco sus pantalones.

— ¡Después de todo lo que he hecho por ti! ¿¡Así es como me pagas!? —grito el omega antes de jalonear a la rubia del cabello y abofetearla, el sonido estruendoso aumento cuando no contento con la sumisión mostrada la lanzó al suelo y la pateo— ¡Bastarda miserable! ¡Voy a matarte por esta humillación! —

Lisa observo atentamente como la ignoraban mientras se colocaba la camisa, las feromonas se volvieron espesas de golpe y se dirigieron hacia la alfa tirada en el suelo.

El sonido de una tos violenta se hizo presente y Lisa quien estuvo a punto de salir de ese cuarto fue detenida del brazo.

— ¿A donde crees que vas imbecil? —la detuvo el omega, Lisa miro hacia abajo al contrario debido a su diferencia del tamaño, ella parecía haber crecido un poco— ¿Crees que saldrás libre de aquí? —

— Pues en realidad si, no me interesa si la matas o no —respondió soltandose del agarre, el omega se tambaleó por la fuerza ejercida, la mirada frívola de la alfa que era más alta que él le provocó un escalofrío, lo miraba como si fuera un bicho molesto, tanto que le ardió la sangre—

El omega levanto la mano dispuesto a golpear a la alfa, sin embargo grande fue su sorpresa cuando el golpeado fue él, sostuvo su mejilla que ardía y sintió un líquido caliente deslizarse por su nariz.

— Escúchame, omega de baja categoría —dijo Lisa poniéndose a su altura— Yo ya he experimentado el dominio de alguien superior en todo sentido a ti —murmuró Lisa tomando la cara ajena entre sus dedos, las feromonas del omega se vieron suprimidas por el aroma de Lisa— Solo eres un insecto molesto, y deberías dejar de serlo si no quieres experimentar el mismo destino que tu querida alfa

La voz grave, el aroma fuerte y el cuerpo que pareció gigante hicieron temblar al omega, la alfa tirada en el suelo la miro con detenimiento. Como un instinto grabado en su cuerpo, el omega bajo la cabeza.

Perdón... perdóname, alfa

SumisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora