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La sensación volvió a Lisa de una manera desagradable cuando Jennie se levantó con la mejilla roja.

Sin darse cuenta levantó la mano al sentir algo deslizarse por la parte trasera de la cabeza, el líquido rojizo se hizo notar en sus dedos.

— ¡Conoce tu lugar! —exclamo Jennie— ¿¡Que te hace creer que eres tan especial!? —

Una bofetada giro la cabeza de la alfa y los gritos continuaron.

— ¡Puedes intentar correr de mi, intentar evitar el destino ya escrito por la luna, e incluso intentar rebelarte! —el cuerpo laxo de Lisa cayó al sofá cuando la empujó— ¡Pero siempre terminaras aquí, no importa cuanto lo odies! —el sonido del cierre bajando hizo que un escalofrío recorriera la columna de Lisa—

La feromonas de Jennie se elevaron con fuerza, el denso aroma sofoco la mente de la alfa que se dejó desvestir sin poner resistencia.

— Puedes tener todo lo que quieras como alfa, la posición más elevada, la casa más cara, la apariencia más reluciente, tus semejantes anhelan que un omega como yo los apadrine —Lisa miro fijamente el pecho desnudo frente a ella antes de abrir la boca— y tu solo tienes que desear lo mismo, así como yo deseo tu sumisión —

SumisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora