CAPÍTULO 1

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—Mami…

—¡Mami!

En ese preciso instante, Harry elevó la mirada en busca del dueño de aquella tierna voz y como balde de fría la realidad acudió a él.

Hace tiempo atrás su pequeño se había convertido en un lindo angelito, Harry quedó con la vida destrozada, realmente ni él mismo no comprendía cómo había logrado sobrevivir después de todo lo que sucedió.

Fue como si su alma misma hubiese sido desgarrada en mil pedazos, jura no haber sentido un dolor tan grande como este y es que Harry ha sufrido lo que ningún omega, ni nadie, debía sufrir.

Cuando hanna, su madre murió, él tenía diez años. Harry vio cómo la omega daba el último aliento de vida, estuvo a su lado en todo momento. Buscó apoyo y terminó desempeñando pequeños trabajos que ayudaban con los gastos de su pequeño hogar, lo poco que tenía lo utilizaba en los medicamentos que Hanna necesitaba.

Después de aquel fatídico momento, Harry quedó completamente solo, la vida se le había complicado demasiado.

Fue despreciado por todos, golpeado y humillado, pues al ser huérfano y además ser un omega varón no era algo que lo ayudara, la gente lo aborrecía por su situación.

En un par de ocasiones terminó en el hospital; costillas rotas, labios partidos y un enorme vacío dentro de su corazón. Encontrándose con alfas que solamente lo usaban y no daban el pago justo, como aquella vez cuando hizo trabajo de jardinería para una alfa, esta le tiró a los pies una bolsa de pan alegando que era la justa recompensa, Harry estaba a punto de reclamar ella lo abofeteó, un omega jamás debe ser irrespetuoso.

Creció solo, sin el calor de una familia, ya no recordaba aquello que las personas llaman amor, no tenía ningún lugar donde pertenecer.

Logró sobrevivir con un pequeño trabajo que realizaba todos los días, era ayudante de limpieza en un restaurante, hasta que un día lo vio…  Ese Alfa llegó y creyó en ese momento que su vida podía cambiar y al fin lograría ser más feliz.

Conoció a ese alfa y realmente pensó en todos aquellos sueños que alguna vez tubo de niño, en donde su vida iría mejor, donde encontraría a alguien para amar y ser feliz y todo aquello que tanto deseaba se cumpliría, ¡ja! Pero qué sueños más estúpidos…

Esteban le prometió amor y protección, cosa que Harry había olvidado y que tanto anhelaba. Sin embargo, no fue así, ya que Esteban solo vino a sumarle muchas más desgracias a su vida. El alfa era alto, fornido, simpático y risueño.

Como todo buen charlatán, engañó a Harry con falsas promesas, cariños fingidos y el sueño de una vida que nunca tendría.

Se quedó perdido en pensamientos hasta que una bofetada lo trajo de vuelta a la realidad.

—¡HARRY! Maldita sea, ¿qué diablos te pasa idiota? —gritó, aplaudiendo para llamar su atención.

De inmediato se recuperó y notó que no había servido el desayuno para Esteban.

—¿Pero qué mierda te sucede? Maldito, inservible, es peor cada día contigo.

—Lo siento, pero yo… —habló bajo para no incomodarlo más, Esteban lo empujó y terminó dejando la comida y se fue dando un portazo a la puerta.

Harry suspiró y empezó a realizar las tareas domésticas, Esteban le exigía que todo debía estar en perfecto orden y limpio, era un alfa perfeccionista, temperamental, muy despiadado y amante al dinero, si las cosas no eran como él pedía, Harry sufría las consecuencias.

Muchas de las actitudes de Esteban demostraba su odio a los omegas, pero el primer puesto lo tenía Harry, en muchas ocasiones llevó a algunas mujeres para humillarlo y mostrarle cómo es que un buen omega debe ser.

CENIZAS (LT) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora