CAPÍTULO 6

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Harry logró dormir entre dos y tres horas, de nuevo recibió el amanecer, pero hoy era diferente. No pudo ignorar esa extraña sensación alojada en su pecho.

Se quedó sentado meditando un poco de lo sucedido la noche anterior, creía que se volvería loco con tanto en su cabeza.

Suspirando salió de la cómoda cama y se dirigió al baño para tomar una ducha, cuando terminó se vistió y salió en busca de Niall.

El omega se encontraba despidiéndose de su alfa en la sala, ya que Lottie pronto saldría para dirigirse al trabajo.

—Buenos días, Lottie, buenos días, Niall. —Saludó amable, su voz aún sonaba tímida.

—¡Hola, buenos días, Harry! —Exclamó la pareja alegremente.

Harry suspira —Niall me preguntaba si…

Antes que terminara el omega le interrumpió riendo con cariño. —Harry, no tienes que pedir permiso para nada, ya sabes cielo, esta es tu casa.

—Gracias, Niall… —Camina, pero se detiene volteando a verlo con algo de pena—. ¿Yo…?

—Y antes de que preguntes, si puedes tomar de mi té. —Le guiñó un ojo y Harry se sorprendió, parecía que Niall fuera brujo.

Se despidió de Lottie para ir a la cocina y darles privacidad.

La alfa abrazó a su omega. —Diablos amor en realidad eres psíquico.

—No alfa, recuerda que soy psicólogo, no psíquico, yo no uso una bola de cristal o algo parecido. —El omega empezó a balbucear muchos términos para explicarle a su alfa la deferencia entre ambos, Lottie se acercó estampado sus labios sobre los de Niall, sonrió tanto solo por el simple hecho de que adoraba a ese omega.

—Vaya que esta sí es una manera de hacerme callar. —Habló con los labios pegados a los de su alfa.

—Te veo en unas horas, recuerda que en la tarde hablamos.

—Adiós, cielo, ¡TE AMO! —Gritó el omega.

—¡TE ADORO CARIÑO! —Lottie respondió gritando igual.

Dentro de la cocina, Harry intentaba alcanzar la caja de té que se encontraba en la alacena de arriba, era muy alta, intentó pararse de puntas; sin embargo, el dolor en sus piernas y costado impedía que la alcanzara.

—Tan solo un poco… —Harry estiró el brazo lo más que pudo, aun así, no logró alcanzarlo.

Louis apareció justo en ese momento, le observaba desde la puerta, aún estaba en pijama, ya que su trabajo empezaba tiempo después, le habían concedido unas horas para instalarse y leer toda la información que se tenía con respecto al caso.

Con temor a poder incomodarlo carraspeó un poco para llamar su atención, Harry dio un brinco por el susto y al ver al alfa se ruborizó.

—Hola, Harry, buenos días. —Louis saluda con una enorme sonrisa.

—Buenos días. —Responde, logrando que las palabras no se enredaran en su boca.

—¿Necesitas ayuda? —Pregunta apuntando a té.

—Sí, necesito eso, por favor. —Señaló la caja de té un poco nervioso. En Harry había temor a lo nuevo o desconocido, pero con el alfa era diferente.

Louis se acercó al estante, se puso de puntas y alcanzó la caja dejándola en la encimera. —Aquí tienes.

—Gracias.

—Es un placer, y bien ¿les gustarían unos omelette para desayunar? —Preguntó buscando lo necesario.

—¿Tú cocinas? —Inquiere y ve al alfa asentir, Harry se asombra, Louis le causa cierta intriga.

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