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Vaggie besó su mejilla y se arrastró hasta la cama para sentarse en el centro junto a la bolsa, sacudió sus alas detrás de ella y vació el contenido de la bolsa: un peine, una botella verde y un frasco azul. Dio unas palmaditas en el lugar a su lado y Charlie se movió para arrodillarse allí, ansiosa por recibir instrucciones.
ーEstá bien, comenzaremos con la parte inferior. Por ahora sólo tienes que repasar las coberteras: las pequeñas y medianas, no las más largas en la parte inferior. Es fácil.ー tomó el peine, uno de oro bien hecho con dientes largos y moderadamente espaciados en un extremo y el otro ahusado en una punta delgada. ーPasarás este extremoー, golpeó con un dedo contra los dientes, ーa través de las plumas lentamente, después de ponerle un par de gotas de esa botella.
ー¿Qué hay con el frasco?ー Preguntó Charlie con curiosidad, tomando el peine.
ーEso es para mi espalda en la base de mis alas, ya que mi cuerpo todavía se está acostumbrando a tenerlas nuevamente. Puedes hacerlo al final. Comienza cuando estés lista.
ーBien.ー Charlie dejó el peine para desenroscar la tapa de la botella, que tenía un gotero. Echó un poco del aceite transparente y bastante viscoso y volvió a tomar el peine. ーUn par de gotas…ー se repitió a sí misma, exprimiendo unas gotas grandes en el peine.
Charlie respiró hondo mientras se acercaba a las alas de Vaggie.
ーCariño, está bien. Es fácil, lo prometo.
«No me importa si es fácil. Tengo que hacerlo perfectamente, porque es para ti. » Charlie no dijo, reprimiendo las palabras en favor de un tarareo evasivo mientras pasaba suavemente el peine por la primera capa de plumas, las pequeñas y oscuras en la parte inferior de la parte superior del ala, manteniendo el movimiento lento y constante.
ーExactamente. Sigue haciéndolo asíー, elogió Vaggie. ーNo es necesario poner más aceite en cada pasada; solo presta atención y te darás cuenta cuando lo necesites.
ーPrestar atención a cuándo agregar más. Lo tengoー, repitió Charlie obedientemente, pasando el peine por la siguiente línea de plumas.
El fácil deslizamiento de los dientes contra las plumas era extrañamente relajante, y la forma en que el aceite dejaba un ligero brillo era igualmente satisfactorio. Con cada pasada del peine, Charlie sentía que algo cálido se asentaba profundamente en su pecho, enfatizado por los ocasionales zumbidos y suspiros de Vaggie mientras su novia peinaba meticulosamente el aceite a través de sus plumas, reponiéndolo cada vez que el brillo de una pasada se volvía más opaco que el anterior.
ー¿Ves? No es difícilー, comentó Vaggie cuando Charlie terminó con la parte inferior de su ala izquierda. ー¿Quieres hacerlo con la otr-
ー¡Sí!ー Charlie no pudo decir la palabra menos rápido y Vaggie la miró fijamente, desconcertada.
