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Belén

Alcancé a dar dos pasos cuando me di cuenta quién estaba a pocos metros.

—Mauro.

—Belén.

Ambos nos quedamos quietos hasta que él se acercó.

—No sabía que estabas acá.

—Yo no sabía que habías llegado.

—Llegué recién...yo...sabía que estabas en argentina, pero ni idea que estabas acá, en la casa.

—¿Sabías que estaba en argentina?

—Si.

—¿Cómo?

—Ehh...

—¿Me andas stalkeando?

—...no.

Tardó en responder, así que supuse que la respuesta era si.

—Voy a volver con los demás— dije y lo rodee para seguir mi camino.

—Pará— me tomó la mano y me giré.

Ambos miramos nuestras manos, pero me encargué de quitarla y me crucé de brazos.

—¿Qué?

—¿Podemos hablar?

—Acabamos de hablar.

—Sabes a lo que me refiero.

—Mauro...

—Me gusta como decís mi nombre.

—Basta, Mauro, yo...

De golpe se escuchó un grito, nos miramos extrañados y nos apuramos a llegar al living.

María y Tini estaban en el piso riéndose.

—¿Están bien?— pregunté al acercarme.

—Si si— respondieron ambas.

Rusher levantó a Mari y yo ayude a Tini.

—Yo cacho que me voy a ir— dije—, ya es tarde.

—¿No te querés quedar un rato más?— preguntó Mari.

—Es que estoy cansada, prefiero volver al hotel en verdad, voy a llamar un auto.

—Yo te puedo ir a dejar— se ofreció Duki.

—¿No te ibas a descansar vos?— dijo Rusher.

—Se me pasó el sueño— se excusó.

—No es necesario, puedo llamar un auto y listo.

—Deja que te lleve el Duko, Belu, es confiable— aseguró Tiago—, además te ahorras la guita del pasaje.

—Tiene razón Tiago— habló Mari.

Como insistieron terminé aceptando, me despedí de todos y fui con Mauro hasta su auto, uno color negro brillante. Abrió la puerta del copiloto y me subí, cuando arrancó ambos nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que él habló.

—¿Hasta cuando te quedás en Argentina?

—Hasta mañana.

—Ahh, ¿por qué no te quedás más días?

—No tengo razones para quedarme, solo vine para grabar lo del videoclip de Mari.

—Entiendo.

Volvimos a quedarnos en silencio, así que con confianza prendí la radio y busqué una estación donde hubiera algo interesante, me detuve cuando reconocí Sunflower de Post Malone.

—Buen tema— dijo él.

—Si.

Nos quedamos sin decir palabra alguna mientras escuchábamos la canción, hasta que terminó.

—¿Cómo has estado?, ¿tu familia?— preguntó.

—Todo bien...todo tranquilo.

—Que bueno.

—...¿y tú?, ¿tú familia?

—Bien igual, todo tranquilo.

Minutos más tarde llegamos al hotel.

—Gracias por traerme.

—No es nada.

Le dedique una corta sonrisa y puse una mano en la puerta para abrirla y bajarme, pero él me detuvo.

—Belén.

—¿Qué?

—Antes que nos interrumpieran en la casa, quería hablarte de algo.

—Ya sé.

—...¿entonces?

—No quiero hablar.

—Pero Belén...

—No, Mauro, no quiero.

—Por favor.

—Me tengo que ir, chao.

Me bajé del auto y caminé hacia puerta del hotel. Escuché la puerta del auto abrir y cerrarse, entonces supe que Mauro me había seguido.

—Belén, se que no querés hablar, pero al menos respóndeme una pregunta.

Me giré.

—¿Si te respondo te vai a ir?

—Si.

—...ya, pregunta.

Mauro

Tragué saliva, nervioso. Temía que la respuesta fuera un "si".

—¿Me odias?

Frunció el ceño y se agarró la cabeza con las manos.

—¿Piensas que te odio? ¿en serio?

Movi la cabeza de arriba a abajo queriendo decir un "Si".

—Mauro, no— se acercó—, no te odio.

Sentí un alivió al escucharla.

—Nunca podría odiarte, ¿cómo mierda podría odiar a la persona que alguna vez amé?

Sus ojos estaban cristalizados, solo quería abrazarla y no soltarla más.

—Perdón— sentí mi voz temblar.

Sin pensarlo, posé mi mano en su mejilla, ella no se quitó.

—Perdón, Belu.

Ella puso su mano sobre la mía.

—Está bien, Mauro.

—De verdad necesito hablar, necesito...

—Dame unos días.

—¿Cuántos?, mañana te vas.

—Lo sé.

Tomó mi mano y la quitó.

Sentí una ligera corriente en nuestro tacto.

—Pero si vamos a hablar— dijo—, tenlo por seguro. —sonrió.

Inhaló, suspiró, acercó su rostro al mío para depositar un beso en mi mejilla y se alejó.

—Después hablamos.

La vi caminar hasta el hotel y cruzar la puerta.

No pude dejar de pensar en ese beso.

Miles de recuerdos vinieron a mi cabeza.

𝑪𝑨𝑳𝑳 𝑴𝑬 𝑴𝑨𝒀𝑩𝑬 | 𝑫𝒖𝒌𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora