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Belén

No puedo creer que me había roto así ante Mauro, pero en el momento que dijo que me extrañaría cuando volviera a Chile, solo pude pensar en como hace 5 años me había ido de su vida despidiéndome con una carta.

—Vení, sentate— me dijo en cuanto entramos a la pieza que supuse que era de él.

Le hice caso, él se sentó frente a mi.

Ni si quiera lo podía ver bien, las lágrimas hacían que mi visión fuera borrosa.

—Tomá.

Me limpié con el confort que me pasó y trate de calmarme, después pude hablar más tranquila.

—¿Por qué de golpe te pusiste así?, quiero entenderte Belu, ¿por qué me pediste perdón?

—Es que...me acordé cuando tuviste la sobredosis...tú seguías en coma y yo estaba pensando en que te iba a dejar, en que me iba a ir...

—Belu...

—Mauro, perdón por dejarte, por irme de tu vida así.

—Hiciste lo que tenías que hacer, Belu, no tengo nada que perdonarte.

—Ni siquiera fui capaz de decírtelo de frente, tuve que dejar esa carta de mierda pa' despedirme.

—Belén, no tenes idea de lo importante que fue esa carta para mi, lo que significó. Se que estar conmigo te estaba haciendo mal, más que mal, te estaba haciendo pésimo, después pude darme cuenta, fui una mierda contigo cuando no te lo merecías.

—No quería dejarte, Mauro.

—Yo tampoco quería que te fueras de mi vida, te amaba y...te sigo amando, pero al final fue la mejor decisión que pudiste tomar, porque no merecías estar con un drogadicto de mierda.

Con mis manos limpié las lágrimas que aún salían. Me di cuenta que él también tenía un par de lágrimas en sus mejillas.

—Sos una persona increíble, Belu, no sabés cuanto le agradesco a la vida que te haya puesto en mi camino— puso una mano en mi mejilla y la acarició—. Tomaste esa decisión por los dos y lo entiendo completamente.

—Cuando iba de vuelta a Chile solo pensaba en que cuando vieras esa carta me ibas a odiar.

—Nunca en mi vida podría odiarte. Cuando vi esa carta me enojé, pero me enojé conmigo mismo, sabía que era el único responsable de que te fueras.

Me contó como a las dos semanas de que yo me fuera había tomado la decisión de buscar ayuda profesional, fue consciente de lo grave que llegó a ser su adicción y quería recuperarse, su familia fue un apoyo fundamental en éste proceso. Confesó que leyó y releyo mi carta en varias ocasiones, quería recordar cuál era una de las razones principales para mejorar y, aunque ya no tuviéramos contacto, sentía que estaba ahí, motivandolo a ser una mejor versión de si mismo.

En estos días que había estado compartiendo con él y su entorno me había podido dar cuenta de lo mucho que había cambiado, claramente para mejor, se notaba mucho más saludable, pero la esencia de lo que es Mauro Lombardo, no había cambiado, seguía siendo ese chico del que me había enamorado.

—Eri una persona muy linda, Mauro, eri muy...bacán.

Él sonrió, me dio un beso en la frente y nos volvimos a abrazar.

𝑪𝑨𝑳𝑳 𝑴𝑬 𝑴𝑨𝒀𝑩𝑬 | 𝑫𝒖𝒌𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora