VII

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   Gracias al enojo de Crowley habían podido encontrar el último objeto para romper la maldición, y en ese momento se encontraban camino a Tadfield con todos los materiales pedidos por la mujer que era conocida por ser una bruja.

Aziraphale sonreía con amplitud mientras tomaba una de las manos de Crowley. Este último igualmente tenía una sonrisa decorando su rostro, y con la mano que no era soste ida por su contrario conducía el auto sin mucho cuidado como siempre.

----Por fin... ----murmuró el ex ángel mientras miraba el paisaje a travez de la ventana.

----Luego de romper la maldición cerraremos mi casa y tu librería y luego nos vamos directo a Alfa Centauri, ¿Cierto?

----Claro ----contestó el rizado con una sonrisa, mirando a su contrario con amor.

Se detuvieron unas cuantas veces en el camino para comer (Puesto que ahora si iban preparados con algunos bocadillos), y en aquellas pausas aprovechaban para darse besos, y abrazos.

Y tal vez para hacer algunas otras cosas más.

[✨]

   Por fin llegaron a Tadfield, y lo primero que hicieron al llegar fue ir a la casa de Anathema, la cuál los recibió con gusto y encantada de ayudarlos con la ruptura de la maldición. Hicieron un círculo con sal, y se sentaron dentro de este, haciendo espacio al medio. Pusieron las plumas una al lado de la otra con una distancia de cinco centímetros, y Anathema tomó el frasco con agua bendita.

----Con estas plumas y esta agua, rogamos nosotros por la devolución de los poderes del demonio Crowley y el ángel Aziraphale ----dicho esto, derramó el agua en el espacio entre ambas plumas, mojando un poco estas ----agradecemos lo que tenemos, y agradecemos la devolución.

Por una indicación anteriormente dada por la mujer, Crowley y Aziraphale se tomaron de las manos, y con una mano que cada uno tenía libre tomó la pluma correspondiente a sus alas, cerrando los ojos y diciendo en voz baja:

----Siento el poder volviendo a mi, a nosotros.

Y dicho esto, sintieron un destello en sus pechos, y, de golpe, sus alas salieron de sus espaldas para estirarse. Crowley abrió los ojos, y estos lucían como los ojos de un reptil, tal como antes. El ahora ángel miró a su contrario, sonriendo ampliamente.

----¡Nos iremos a Alfa Centauri! ----exclamó con felicidad, rápidamente abrazando al demonio con fuerza.

Ambos se despidieron de Anathema y partieron su viaje devuelta a Londres. La música estaba alta y ambos reían de felicidad, iban algo rápido, pero, de pronto, algo se les cruzó tan rapido que Crowley apenas tuvo tiempo de frenar de golpe. Enrojeció de enojo al ver quienes se habían cruzado.

----¡Maldita sea! ----por impulso salió del auto, siendo seguido por el ángel ----¿Qué mierda buscan ahora?

----Han vuelto a los puestos ----habló Beelzebub.

----No crean que no nos hemos dado cuenta ----continuó Gabriel.

----No planeamos "estorbar" más... ----intentó decir Aziraphale, un tanto asustado por la situación.

----Tienen una relación, ya lo sabemos. Han roto la maldición que por algo se les puso ----en sincronía del arcángel Gabriel, chasquearon los dedos, y nuevamente los poderes de los dos contrarios se habían esfumado.

Gabriel sonrió de manera desagradable y forzada.

----No se quedará así. Anthony J. Crowley, estás condenado a vivir una vida humana sin ninguna clase de compañía.

El pelirrojo se sintió atemorizado ante aquellas palabras, pero se mantuvo en su posición firme.

----¿Cómo así?

Y con otro chasqueo, Aziraphale empezó a sentirse debil y mareado de golpe hasta caer inconsciente y sin vida al piso. Crowley observó aquello con un claro horror que no podía disimular, corriendo al cuerpo inerte del rizado.

----¡AZIRAPHALE! ----gritó con preocupación. Había aprendido tecnicas humanas para verificar la presencia de vida en un cuerpo, poniendo dos dedos en la muñeca del contrario. No había pulso, y tampoco vió respiración alguna. Su mirada se dirigió a los dos seres que le habían arrebatado al amor de su vida ----Son unos imbéciles, él no les ha hecho nada...

----Nos ha traicionado ----habló con normalidad Gabriel ----y ese es su pago ----y se esfumó de la vista de todos.

----Que te vaya bien en tu corta vida humana ----deseó con sarcasmo Beelzebub, igualmente desapareciendo por completo.

[✨]

   Leer era algo que le hacía recordar con cariño y tristeza a Aziraphale. Mierda, finalmente comprendía su amor a la literatura clásica, aunque al principio le costó entender la narración de las distintas historias que hace un largo tiempo habían sido plasmadas al papel.

Se miró al espejo nuevamente ese día en su visita al baño. Había envejecido, sabiendo que ahora contaba con sesenta años humanos. Deseaba que todo esto fuera un sueño del cual debía despertar ahora, pero ni si quiera pelliscandose la piel lograba salir.

Se vistió con ropas simples, puso unas tazas y bolsas de té en un bolso mensajero y tambien llenó con agua caliente un pequeño termo. Salió de su casa y compró las flores más bellas para luego dirigirse al cementerio, deteniendo su andar al quedar frente a una lápida que indicaba que en ese espacio descansaba Aziraphale. Se sentó en el cesped frente a la piedra tallada, sacando ambas tazas y sirviendo algo de té, tomando una de las tazas y dejando la otra frente a la lápida.

----Traje del que te gusta ----le sonrió a la piedra con el nombre de su amado, haciendo un pequeño brindis para finalmente dar un sorbo a la bebida en su mano ----traje flores... nunca me dijiste qué flores te gustaban, pero te traje las que se veían más lindas y mejor cuidadas. ¿Quieres que te lea algo de Shakespeare?

933 palabras.

Fin.

Vámonos a Alfa Centauri *Good Omens*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora