Capítulo 1

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La euforia de la juventud es entrañable, la inexperiencia trae consigo las mejores y, peores decisiones de la vida, pero a su vez trae momentos inolvidables que no se borran de las memorias sin importar cuántos años pasen.

Su historia inició como una casualidad, un error de una noche que abrió las puertas al más dulce amor, arrastrando así a ambos por la corriente de la vida.

Porque conocerlo fue como un soplo de aire puro en medio de la normalidad de su día.

Su presencia era fresca, como una brisa invernal.

Estaba nevando la primera vez que lo vio.


__Porqué estás aquí solo cuando hay una fiesta dentro?_ la voz a sus espaldas lo obligó a apartar su vista del frío paisaje nocturno de la zona más neutral de su ciudad por primera vez en los, al menos 20 minutos que llevaba en aquel amplio balcón.

__Qué haces aquí?_ preguntó en cambio con sequedad al haber salido en busca de soledad y ser interrumpida su sentencia mental con la presencia de su mejor amigo.

__Hola a ti también _ se burló el omega más bajo abrazándolo por detrás __Winter estás helado_ dijo lo obvio cuando la ropa de su rubio amigo hizo contacto con su piel descubierta__Porqué estás aquí fuera con este frío? _ cuestiona apoyando su barbilla sobre el hombro del otro, viéndolo solo un poco por la posición.

__Solo... quería estar solo un rato _ dijo con simpleza, su copa quedó olvidada sobre el grueso borde de mármol que delimitaba el balcón y él se volteó entre los brazos del que le rodeaba la cintura __Tú deberías entrar, vas a resfriarte si te quedas aquí fuera mucho tiempo_ dijo viéndolo a los ojos con una sonrisa tan suave como triste.

__Win_ balbuceó, sus ojos perdidos en la perla que adornaba el colgante de Winter debido a la diferencia de estaturas__Es por tu compromiso? Es eso? Por eso estás así?_ preguntó con curiosidad y los sentidos de Winter Clark captaron con demasiada eficacia el sonido de pasos y risas provenientes del balcón contiguo y su atención voló automáticamente hacia allí.

El ruido, las risas y los sonidos de un par de labios juntándose en choques íntimos y húmedos provenían de una apasionada pareja que había invadido el balcón contiguo.

Alfa y omega, hombre y mujer. Solo por el aroma él supo que no eran de su distrito. Eran de diferentes especies. Eran libres.

Besar a alguien.

Amar a alguien.

Enrollarse con alguien.

Acostarse con alguien.

Eran cosas que Winter no podía decidir. No era libre para ello. No cuando su vida estaba planeada y arreglada desde el nacimiento. No cuando se convertiría en un omega tomado y marcado en un mes, destinado a pasar el resto de su vida siendo la propiedad de un alfa que lo usaría como un trofeo.

La vida de un omega en una sociedad de castas como la sociedad en la que él vivía, estaba condenada a ser simplemente la propiedad de alguien más.

Si corriste con la mala suerte de nacer en una familia de clase alta, todas tus relaciones, conexiones, citas, matrimonios, divorcios, incluso hijos, serían por el bien de tu familia. Todo lo que un omega de sociedad hace, es específicamente para el beneficio de su casa.

Están obligados a casarse, ser marcados y fecundados por el bien de su familia. Pero a nadie le importa lo que deseen, lo que realmente anhelen. A nadie le importa si sufren, si viven un infierno, a nadie le importa si mueren de tristeza mientras den honor a su familia.

Puedes morir, pero morirás casado, enlazado, marcado y luego de darle un heredero a tu alfa. Solo así te dejaré morir en paz.

Habían sido las palabras que su madre le dijo el día que él se negó a un compromiso que no escogió.

Euphoria /Omegaverse/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora