Esta tarde la señora Cobain había ido al parque con sus dos hijos, Kurt de cinco años y Kimberly de dos años.
Los pequeños disfrutaron su tarde y también habían echo un amigo, un niño de cabello rojizo y ojos verdes que tenia diez años; Axl Rose.
Al final del día los tres pequeños tuvieron que despedirse para volver a sus hogares.
Los días posteriores el par de rubios habían ido al parque tras rogarle a su madre para que los llevara y ahí se encontraron con Axl.
-¡Kurt!.- Grito el colorado a su amigo, para después correr a abrazarlo agachándose a su altura.
-Ax.- Llamo de esa forma cariñosa a su amigo con una sonrisa.
Los dos niños se separaron para empezar a jugar en los juegos.
Kurt miraba al colorado, con tan solo cinco años el se atrevía a decir que su amigo era lindo, lo tomó de la mano para ir a una resbaladilla y aventarse juntos.
La pequeña Cobain era ayudada por su madre por lo que los otros dos no se preocupaban mucho por ella.
Después de estar correteando se un rato, Axl se sentó en el pasto y Kurt lo imitó.
-Quiero casarme contigo.- Soltó el rubio para su amigo.
-¿Qué?.- Lo miro extrañado.- Sabes que soy un niño, ¿No?
Kurt asintió repetidas veces.
-Quiero casarme contigo.- Dijo determinado.
-Somos niños.- Axl parecía razonar cualquier cosa.
-Cuando seamos grandes me casaré contigo.- Sonrió.
Axl lo miro un momento y asintió.
-Esta bien, si tú lo dices.- Realmente no le tomo gran importancia.
-Lo prometo.- Le dio un pequeño beso en la mejilla que hizo que las mejillas de los dos se coloraran de un fuerte rojo.
-Es una promesa, espero la cumplas.- Volteo su cara que estaba del mismo color que su cabello.
Los dos esa tarde siguieron jugando.
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Aberdeen, 1979.
Por el trabajo del señor Cobain toda la familia se había tenido que mudar a Washington en un pequeño pueblo.
Eso no le había molestado al mayor de los hijos Cobain sino el que ya no podría ver al colorado que alegraba sus tardes era la razón de su molestia.
Ahora se encontraba en su nueva escuela donde había conocido a dos chicos con los que se llevaría muy bien por su personalidades parecidas pero diferentes; Krist y Dave.
Esa tarde estaba haciendo las tareas que los maestros habían dejado, tenía ganas de regresar a Lafayette para seguir viendo al colorado que ahora tenia diecisiete años. Suspiro.
