Capítulo 12: El festival.

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Bailar fue por mucho su actividad favorita.
El movimiento le brindaba una libertad difícil comparar. Ninguna otra actividad podía hacerla sentir tan feliz.
Bera quedo sorprendida cuando miro sus pasos en el espejo. El objeto era lo suficiente mente enorme para admirar sus movimientos fluidos y sueves, casi podía dejar pasar el hecho de que su ritmo era mejor que el suyo.
Una expresión artística expresada a través del cuerpo. Bera no lo admitiría pero verla bailar fue también su actividad favorita.
Podía pensar en eso incluso cuando sus dedos se desbordaba en su arte, y cuando pensaba en Theon la esencia que más le gustaba retratar era la festiva, que sólo podía admirar mientras danzaba.
—¿Quieres descansar? —preguntó Theon cuando la canción terminó, quizás por décima vez esa noche.
—No, no tengo el ritmo —señalo la morena, notando como se retrasaba en algunos giros.
—Lo estás haciendo genial, ¿podemos seguir mañana? ¿O si bailamos otra canción? —sugirió Theon, deslizando los dedos por la pantalla de su teléfono en busca de una nueva melodía.
—Hacer dos preguntas seguidas es muy grosero, además, pensé que estaba cansada —replicó Bera molesta por sus contradicciones.
—Pero de bailar lo mismo, aburre —admitió, dando a entender que ya había memorizado toda su rutina. En ocasiones Bera detestaba que Theon olvidara que no todo el mundo aprendía tan rápido como ella.
—Está bien Bufón, te concedo cinco minutos de mi tiempo —cedió Bera, mientras se dejaba caer en el sofá con un suspiro de alivio.
—No comiences —agregó con una mirada traviesa, mientras miraba en su lista de música, dando play a una de sus canciones favoritas.
La nueva melodía tenía un ritmo rápido y fuerte. En una mezcla explosiva de ritmos latinos y urbanos que invita a bailar, su sonido pegajoso y letras sugerentes, recrean un ambiente seductor y enérgico que incito a Bera a salir del sillón, para unirse a Theon.
Y así, entre risas, suspiros, movimientos elegantes y pasión, bailaban sumergidas en el éxtasis del momento.
El corazón de Bera latía tan fuerte que por un momento pensó que era parte de la música que acababa de terminar. Mientras que Theon seguía envuelta en sus brazos, ajena al caos que se estaba gestando dentro suyo.
Y si tan solo no estuviera tan inmersa en las sensaciones que eso le probocava, quizás entendería lo que estaba diciendo en ese momento.
—Te hablo, ¡BE!, tengo mucha sed —exclamó Theon, interrumpiendo la tensión que las rodeaba.
Un suspiro de decepción escapó de los labios de Bera cuando se dio cuenta de que lo que había experimentado apenas unos segundos antes era absolutamente unilateral.
—Voy a la tienda de conveniencia —anunció Bera, sin necesidad de hacer una pregunta, ya había tomado sus cosas, anhelando el aire fresco y la distancia de su esencia.
—¡Quiero un zumo de Uva! —grito Theon antes de que la pelinegra finalmente abandonara el departamento. Aunque no lo expresó en palabras, Bera sabía que debía traer lo que se le había pedido.
Por su parte Theon se desplomó en el sofá, con la respiración cortada, por la increíble sensación que le recorrió. No había notado que la había contenido en algún momento cuando Bera tomo su cintura con tanta seguridad que le reconfortaba.
Así que el la seguridad de su sofá, se permitió consolarse, repitiéndose como un mantra.
"Basta corazón, basta. Termina ya con este sentimiento "rogo Theon de forma desesperada.
Esperando que eso desapareciera pronto.
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Bera camino deprisa para intentar alejarse del departamento lo antes posible, tratando de despedazar el momento vivido de sus recuerdos. Pero intentar olvidar es como luchar contra una sombra persistente que se aferra a los rincones más oscuros de la mente.
Sus manos temblaban ligeramente mientras saca uno de sus cigarrillos y lo acercaba a sus labios. Inhaló profundamente, sintiendo el roce del papel en sus dedos y el aroma acre del tabaco llenando sus pulmones, y todo rastro de incertidumbre en su mente se evaporo por la dulce adición a la nicotina.
Bera se acercó cada vez más a la tienda de convivencia siendo testigo de una escena extraña y deprimente, ella no recordaba el nombre de todos estos personajes, pero lo poco que escucho mientras se acercaba en silencio calentó su corazón.
En especial con Daniel. Después de todo que te golpearan delante de tu madre era un nivel completamente nuevo de crueldad.
—Ustedes perdedores, están siendo tristes —dijo interrumpiendo la conversación.
—¡Bera Hoon!
Dijeron los tres en simultaneo lo que Bera encontró jodidamente raro.
—Eres Daniel ¿Verdad? —pregunto con su semblante serio habitual para romper el hielo que ella había generado con su llegada.

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⏰ Última actualización: Jul 20 ⏰

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