SOY YO - albalia

1. Bombardeo

La teniente Natalia Lacunza estaba sentada en su despacho, frotándose los ojos debido al cansancio. Últimamente ha estado trabajando sin descanso para asegurarse de que todo esté en orden para el próximo teniente que ocupará su puesto actual tras 14 meses de servicio en la ciudad de Marjayún, en el Líbano.

Natalia siempre ha sentido una gran pasión por su trabajo, pero estaba emocionada e ilusionada por volver a casa y completar su servicio militar. Lo único que deseaba de verdad era reunirse con su prometida.

Tiene mucho trabajo por acabar, pero el recuerdo de Alba, su prometida, la hace soñar despierta e imaginar cómo será su esperado reencuentro. Natalia sonríe al recordar esos ojos color ámbar tan característicos de Alba. Esos hermosos y expresivos ojos en los que se fijó desde la primera vez que la conoció hace ya 7 años...

Damion, el mejor amigo de Natalia, la invitó a pasar el verano en la granja de la familia Reche en un pequeño pueblo a las afueras de Elche. Ese fue el verano en el que conoció a la hermana pequeña de Damion, Alba Reche. Recuerda que ese verano Alba seguía a Damion y a ella a todas partes, pero por ese entonces ninguno de los dos quería que Alba los acompañase, ya que se consideraban mucho más mayores por el simple hecho de que ellos habían finalizado la secundaria y a Alba todavía le quedaba el último curso. Así pues, siempre que podían, Damion y Natalia evitaban a Alba a toda costa hasta que un día esta metió estiércol de caballo en sus zapatos consiguiendo así apestar la habitación de Damion y de Natalia. A día de hoy, Natalia sigue sin comprender como Alba fue capaz de conseguirlo sin que ellos se dieran cuenta.

El verano acabó demasiado pronto y Damion y Natalia iniciaron el primer curso de Bachillerato en Valencia pensando qué hacer una vez finalizado el bachillerato, ya que no había ningún grado universitario que les gustase y motivase. Así fue, como tras mucho pensar, ambos decidieron alistarse en la academia militar una vez acabado el bachillerato con la esperanza de ayudar y hacer algo bueno con sus vidas.

Natalia no volvió a pasar las vacaciones de verano ni volvió a ver a Alba hasta el verano en el que finalizó bachiller dos años después. En ese verano la percepción de Natalia sobre Alba cambió completamente. Alba pasó de ser una pequeña adolescente sin curvas, con acné y con el pelo largo y pelirrojo a ser una bella mujer con un cuerpo con curvas de infarto, el cabello corto y rubio y la cara más limpia y bella que había visto en toda su vida. Sin duda, Alba había crecido y madurado y lo único que quedaba de la niña que conoció era la cara de ilusión que seguía poniendo cuando estaba muy emocionada por algo, en esa ocasión por volver a ver a su hermano tras mucho tiempo separados.

Desde ese momento Natalia no podía dejar de pensar y de fijarse en Alba, sin entender como no se había fijado en ella antes. No era solo la belleza de Alba lo que le atraía, sino también sus otras muchas cualidades, como su sentido del humor, su bondad, su inteligencia y cómo cuidaba de los animales y de sus seres queridos. Desde ese momento, dejó de llamarla pequeña mocosa a considerarla su "hazi" que en árabe significa "mi suerte", porque para ella la mayor de las suertes era conseguir poder pasar toda la vida junto a Alba haciéndola feliz.

En apenas 8 meses acabaría su servicio en el ejército y podrá al fin volver a casa junto a Alba y casarse de una vez con ella para estar juntas durante el resto de sus días. Estaba más que preparada para dejar la vida en el ejército militar y volver a casa con Alba para formar una familia.

La añoranza por volver a ver a su hazi y el sufrimiento que le provoca la espera han hecho darse cuenta a Natalia que el ejército no era el mayor de sus sueños, sino que su verdadero sueño y objetivo en la vida era tener una casa y una familia a la que amar y sentir que pertenece. Natalia decidió apuntarse a la escuela militar en un arrebato tras la muerte de su padre en un accidente de coche, tras tener la estúpida idea de conducir bajo el efecto de las drogas y el alcohol. Por desgracia, las adicciones del padre de Natalia se llevaron lo mejor de él, pero siempre quiso por encima de todo a su hija, no como su madre, que nunca quiso saber nada de ella. La muerte de su padre fue un gran palo para Natalia y Damion la apoyó en todo momento, convirtiéndose así en su apoyo y en el mejor y único amigo que tenía por aquel entonces. Eran tan imprescindibles el uno para el otro que pactaron alistarse juntos a la academia militar una vez obtuviesen su graduado en bachillerato.