Ｖｏｒａｒｅｆｉｌｉａ [𝑅𝑎𝑑𝑖𝑜𝑎𝑝𝑝𝑙𝑒/𝐴𝑝𝑝𝑙𝑒𝑟𝑎𝑑𝑖𝑜]

1/¿?

Alastor
El hotel estaba tranquilo, todos estaban descansando después de la dura batalla y como tenían hambre decidí a hacer Jambalaya como me enseñó mi madre querida no sin antes prender música en la radio. Los segundos se volvieron minutos y terminando en una hora todo estaba listo.
Llamé a todos a que pongan los platos y las cucharas, una vez puesta la comida usando un cucharón les puse un poco a cada uno.

-¿Qué opinan?- mi sonrisa tan clara como de costumbre y amigable igual de siempre.
-Fantástica Alastor.
-Gracias Niffty querida.
-Pues sabe muy rico la verdad ciervito- habló esa araña rosada.
-Nunca había probado algo tan rico- Husk movió su cola, era tan agradable ver a ese gato no ser gruñón.
-Es maravillosa Alastor, eres un gran cocinero- Charlie radiante y amigable.
-De nada querida.
-Hmm, no está tan mal y de hecho es muy buena- nunca me esperé de la ex ángel exterminadora -. Tienes gran talento.
-Fue gracias a mi madre, ella siempre fue mejor que yo.
-
El soberano estudiaba los ingredientes, no despegaba su vista en la comida que hice, al notar a todos saboreando y disfrutando de mi comida se sintió extraño.

-¿Qué pasa mi señor?
-No es nada- comió un poco con cuidado-. Es algo... curioso.
-¿Curioso?
-Nunca en todos los siglos que eh vivido probé esto.

No dijo nada de burla, ¿será el momento en podría llevarse bien conmigo? Charlie y los demás estaban igual de raros como yo. Me acerqué y le toqué la frente, no tenía fiebre, no estaba enfermo.
Charlie estaba extremadamente feliz por que no nos dijimos ni una sola ofensa.

-Creo que ahora pueden llevarse bien, soy tan feliz.
-Si, creo que es un avance- Lucifer se aclaró la garganta -. Alastor, yo l-lamento de nuestro...mal comienzo.
-¿Te vas a morir chaparro?
-Angel, no se va a morir.
-Lo se vigotes, solo estoy bromeando.

Todos empezaban a hablar y solo seguí a Lucifer que se iba a una dirección.

Lucifer
Nadie se podría dar cuenta, estaba en mi habitación tratando de encontrar el tan ansiado suministro que tenía guardado. Al abrir la bolsa no podía parar de comer el cuerpo de ese muerto.
Una corriente de extasis y dopamina inundaron mis sistemas. Los ruidos pequeños que emitía era como la de un depredador comiendo a la presa, no pude resistir y comencé a comer un poco de mi mismo.
Cuando estaba a punto de hacerlo una sombra se posó sobre mi.

-Pero soberano- conocía esa voz y ese tono de radio antigua -. ¿Qué es lo que estabas por hacer?