𝐔𝐒| 𝐓𝐨𝐦 𝐅𝐞𝐥𝐭𝐨𝐧✔

𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐲

La visita no había sido particularmente mala, si había descansado un poco gracias a la ayuda extra con mis hijos que entre mi mama y Natalia me daban, había dormido un poco más, dedicarme a Tom y a mi. 

Desafortunadamente eso solo había durado una semana, y si pensé que no se podría poner más pesado, estaba muy equivocada.

Ese día temprano, Alan había llamado por teléfono, la verdad no entendí mucho más que había un nuevo contador en el buffet que estaba encargado de las finanzas de Tom y tenía que verlo.

Después de la llamada me dediqué a bañarme, arreglarme un poco y dejar todo listo cerca de Tom para cuando llegaran poder dejarlo solo el tiempo que se necesitará

—Señora Felton.—Sara entró a la habitación.

—Dime.

—El licenciado está aquí en compañía de... Otro licenciado.—levanto ambas cejas.

—Gracias, pásalos a la oficina de Tom en un momento bajo.

—Claro.—asintió.

Deje todo listo y baje lentamente las escaleras, suspire y entre a la oficina donde ambos me voltearon a ver.

—¡Diane!—Alan fue el primero en acercarse a mí abrazándome lo cual no dude en regresarle el abrazo.

—¿Cómo has estado?—preguntó sonriendo.

—Excelente, ¿Qué tal tu?

—Todo tranquilo.—asenti.

—¿Tom?

—Está dormido.—intente sonreír y asintió.

—Bueno dejémoslo descansar, te presento a su nuevo contador.—se hizo a un lado dejando ver al hombre—El es Evan, Evan ella es Diane Felton la esposa de tu cliente.

—Un gusto Señora Felton.—extendió su mano—Evan Peters, para servirle.—asintió con una media sonrisa.

No se que paso, realmente no lo sabía pero al sentir como me miraba directamente a los ojos sentí un leve cosquilleo en el estómago.

—Diane Felton.—murmuré tomando su mano estrechándola.

—Bien, yo solo lo traje hasta aquí, contador no soy entonces no puedo ayudar mucho, nos vemos—rió.

Salió de la oficina y regresé mi mirada hacia Evan el cual aún no había soltado mi mano, la solté de golpe provocando que el me miraba frunciendo el ceño levemente y sonrió a medias.

—Si gusta, puede... Ver los documentos de mi esposo, tengo todo en el escritorio.

—Claro.—asintió suavemente.

Con tranquilidad camino hacia el escritorio sentándose en la silla principal, me senté frente a él mientras él revisaba carpetas y la computadora al mismo tiempo.