FREEN SAROCHA

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Los labios de Freen, literalmente, se estaban comiendo su boca. Sus labios eran succionados, su lengua igual, los dientes se colaron en el acto, al igual que la caliente lengua de la tailandesa que no dejaba ningún rincón sin explorar.

—Stev... iAh! —Becky trato de ahogar un gemido. Sentía el pene de Freen entrar en su cuerpo de manera abrupta para después sentir el grosor del falo salir lentamente.

Su cuerpo rebotaba al ritmo que Freen imponia.

—Maldición, Becky... — Gruñó la pelinegra pegado a su boca.

Estaba amaneciendo y Becky no veía señales de que esto pararía.
¿Quién imaginaria que el sexo con Freen Sarocha sería tan bueno?
Lamentablemente, el alcohol en sus venas, la poca resistencia y el sueño que la embargaban, la harían perder la conciencia en poco.

—Freen, yo... —Jadeo cuando sintió su espalda rozar con el abdomen de la tailandesa.
Sarocha la había abrazado, poniendo las manos en su vientre y pegándola más a ella. Los embistes se tornaron desordenados, rápidos y sensuales.

Rebecca se abrazo al cuello de Freen y soltó escandalosos gemidos. Le dio igual si quedaba en ridículo, Becky sólo quería liberar de alguna forma el placer que estaba sintiendo.

—Joder. —Freen mordió su hombro sacándole un pequeño grito de dolor—. Termina para mí, amor.

Becky alcanzó el clímax... ¿Y después qué?

◼️◼️◼️

La castaña se dejó caer (con cuidado) en el sofá de la sala.

Gruñó mientras acariciaba su vientre.

—¿Escuchaste lo que dijo, Milk Tea? —La mujer suspiro—. Pensé que me odiaba...

—Me atrevo a decir, y sin error a equivocarme, que eres la única que piensa de esa manera. —
Nop apareció de la nada, sobresaltando a la Inglesa —. Hola, Becky.

—¿Acaso quieres que muera? —Becky se tocó el pecho-. Dios, hasta Milk Tea se asusto.

—Lo siento, Milk Tea—Nop rio. El chico se sentó a un lado de Becky y espero en silencio.

—¿Escuchaste lo que dije? —Preguntó Becky
siendo sabedor de la respuesta.

—Algo, pero no se debe ser un genio para saber que se trata de la mandamás. — Nop la miró comprensivo—. Puedo escucharte, si quieres—Beckh se tocó de nuevo el vientre, comenzaba a ser una manía.

—El doctor dijo que teníamos que enlazarnos.

—La omega soltó un largo suspiro—. ¿Y sabes?
Estaba de acuerdo con eso. Mi bebé no tendría que correr ningún riesgo, Freen es la persona más buena que conozco y... —Becky quedo callada.

—¿Y?

—Hace mucho pensé que... —La castaña sonrio triste—, Milk Tea no tendría que ver a sus madres separadas. —Becky miró sus manos—. Mis padres nunca lo estuvieron, pero se notaba la indiferencia con la que se trataban. Yo no quiero eso para nuestro bebé.

Nop asintió.

—¿Freen no quiso?

—Al contrario. —Siguió Becky—. No me dijo que no. Pero ese es el problema.

—Creo que no estoy entendiendo. —Dijo un confundido, Nop.

—Freen no quiere que sea un enlace vacío. —
Explicó—. Ella quiere una relación real.

—¿Y te sorprende eso de Freen Sarocha? —Casi se burló de ella.

—No me estas entendiendo. —Becky lo miró escandalizada-. Ella me pidió que la amará, ella no quiere que sea una simple convivencia, me pidió todo, Nop, todo. —Rebecca se dejó caer en el sofa —. ¿Cómo se supone que le entregue todo de mí, si ella no me ama?

La risa de Nop la sacó de sus tormentosos pensamientos.

Lo miró con molestia.

—Lo siento, lo siento... —Nop se cubrió la boca
-, pero Becky, ¿de verdad no te has dado cuenta?

—¿Cuenta de qué? —Becky comenzaba a irritarse.

—Para ser tan inteligente, eres bastante lenta. —El chico puso una mano en su hombro-. La jefa Sarocha se desvive por ti.

Rebecca lo miro exaltada.

◼️◼️◼️

Freen miraba por la vitrina los pequeños
mamelucos.
Habían de todos colores. Miró los neutros, tratando de decidir cuales comprar.

—Si te gustan los dos, pedimos los dos. - Nam se paro a su lado.

—¿Se puede? —Preguntó Freen con una sonrisa en los labios.

—Claro, no te contengas. —La pelirroja apuntó el mameluco blanco—. Pero ese yo se lo compro.
Su madrina también lo consentira.

Freen rio. Ambas pidieron tres mamelucos, dos la tailandesa, uno la pelirroja.

—¿Será muy pronto para comprarle la cuna? —
Pregunto Freen.

—Deberías decirle a Bec. —Su amiga la codeo
-. Vengan juntas y compren lo necesario para mi sobrino.

Freen asintio.

Ambas siguieron caminando por el centro Comercial mirando algunos zapatitos, cobijas, ropita.

—¿Debería declararme abiertamente? —Se preguntó la pelinegra.

Nam sonrio entendiendo lo que quería decir.

—A mi perspectiva, creo que debiste hacerlo desde el inicio.

Sarocha suspiro.

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