Mi otro yo

Ícaro

La cena había sido tranquila con un montón de risas y la mirada penetrante del Leon holandés sobre Checo durante toda la velada, habían cocinado ternera y bebido vino hasta bien entrada la noche donde Lando y Dani salieron por la puerta del departamento mientras Max cerraba como si hubiera esperado ese momento toda la noche, la brisa nocturna entraba por la ventana mientras Checo juntaba la mesa y ponía los platos en el fregadero para comenzar a lavarlos , Max no pregunto nada , simplemente se recogió las mangas e hizo un poco de jabón para comenzar a fregar , rara vez ayudaba a Checo en los deberes domésticos y no era ningún misógino , dios sabe que el jamás considero a Sergio inferior a el por ser omega pero disfrutaba ver como se movía con gracia natural mientras hacia quehaceres , ahora solo le apetecía ayudar, no disfrutaba verlo y saber que seguía furioso con él , prefería jugar con el agua y pensar en algo mas  

-no se porque tienes que ser así con tus amigos – le dijo mientras secaba los platos que el lavaba

- no les importa – respondió simplemente,
Max no era una persona de muchas palabras, quería decirle que se conocían de hace mucho, que las cosas con ellos ya eran distintas, sobre todo cuando se hablaba de Dani que lo conocía mejor que nadie, pero no sabía como comenzar, las palabras siempre quedaban atoradas en su garganta, respiro hondo y siguió fregando platos

El silencio los envolvió de nuevo y Checo solo se giraba para guardar la loza en donde debía, era algo tan cotidiano que un pinchazo se instaló en su pecho, no solía hacer muchas cosas de omegas amos de casa, pero este asunto le dio la oportunidad de demostrar que podía de verdad mantener un nido limpio y comida caliente en la mesa, quizá no era tan mal omega como pensaba

-tienes un buen toque para la cocina- le soltó Max de repente tamborileando los dedos en un plato donde quedaba restos de su comida

- no creí que lo tuvieras, pero lo tienes-termino mientras con la esponja sacaba los restos

Checo sintió un calor en sus mejillas, era un cumplido pequeño, pero viniendo de quien venía lo sintió especial

-mi madre me enseño - le respondió cuando tomó el plato de la mano mojada de Max para secarlo

-pues aprendiste bien - de nuevo el cumplido y una sonrisa en sus labios, con que poco Max podía llegar a alegrarlo

Los platos terminaron pronto y tomaron asiento en la sala, había silencio entre ellos, cada uno sumergido en sus pensamientos

- voy a curarte la herida - pronuncio Checo después de un rato para ponerse de pie y marchar a la que había tomado como su habitación sacando el pequeño botiquín de su baúl para la tarea, cuando llego Max ya no tenía la camisa puesta y miraba sus manos unidas en su regazo, el leve sonrojo en las mejillas del mexicano y sus dedos tibios quitando las gazas una vez se acercó y pidió acceso, la cicatriz le quedaría quizá para siempre pensó al verla

-no debiste hacerlo - le dijo cuando secaba sus puntos y los miraba con cuidado de que no tuvieran signo de infección

-deja de repetirlo - le dijo mirándolo, su intensa mirada hizo que Checo levantara la suya, azul contra café y nunca había visto tan de cerca los océanos de su mirada, Checo no era tonto ,el enamoramiento no se iba de su corazón y quizá nunca lo haría

Como la herida en el pecho de Max, Checo la tenía en su corazón, gravada con el fuego de algo que nunca pudo ser

-no podía permitir que te hicieran daño - una frase pronunciada mientras se miraban a los ojos, sin duda, sin vacilación, solo agua cristalina de una verdad que avivó una llama que no moría

- sé que es mi culpa ... sé que te llame a ti - Le respondió Checo sincero más para el mismo que para el rubio que igual sonrió tenue, apenas una mueca y un sonrojo que quizá el mexicano imagino