Primavera

1.9K 273 46
                                    

POV CHECO

La regadera se escuchaba a lo lejos y los nervios lo carcomían, sabía que Max de alguna forma había llegado a rescatarlo de esa situación tan difícil y se imaginaba por qué había decidido no llevarlo a un hospital, quienes eran siempre hacia la diferencia en las cosas que vivían eso era una realidad, pero pudo haberlo dejado en su departamento y llamar a Lev o a su padre o a sus hermanos, a quien fuera menos estar en el departamento de una de las personas más difíciles que había conocido.
Su relación no era especialmente mala, sabia por boca de todos que Max era así con cada persona con la que convivía por lo que no se tomaba personal su actitud y eso era algo que Lev no lograba entender.
Eran compañeros de equipo y no quería hacer de su vida un infierno mayor de lo que ya era.

La puerta corto de tajo sus pensamientos, Max salió de nuevo con una toalla atada en la cintura y escurriendo agua, si su madre lo viera en la cama con nada más que un bóxer mientras un alfa sexy (que no se llevaran muy bien no lo hacía ciego, el chico estaba buenísimo) se pasea por la habitación solo con una toalla puesta seguro se persigna y luego lo deshereda.

-envíe un mensaje a la doctora para que venga a revisarte, me dijo que lo hiciera apenas despertaras -dijo mientras se colocaba una camisa azul marino que encontró rebuscando entre sus cajones privándolo de la vista de su espalda desnuda para ponerse una sudadera azul cielo encima

-gracias – le dijo simplemente, no sabía que hacer ni cómo comportarse y el nerviosismo no era su especialidad, vamos Sergio tú no eres así di algo - ¿fue un buen baño? – pregunto como el pendejo que era, con razón Max no lo bajaba de imbécil
Escucho la risa de Max y el cómo sacaba ropa de un cajón bajo el primero y entraba a lo que parecía ser un vestidor

-estuvo bien el baño, gracias por preguntar – respondió con una leve risa socarrona
Dios es que podía socializar con quien fuera, pero con Max no sabía porque, pero la lengua se le enredaba con el corazón.

Max salió completamente vestido y secándose el pelo con una toalla para arrojarla a una silla cercana, Checo frunció el ceño

- ¿Cómo te sientes? – pregunto con una voz que Checo no supo reconocer, pero de igual forma de Max no reconoció casi nada

Llevaban años siendo compañeros de equipo y siempre abordaron solo temas triviales, cosas que nunca tuvieron gran impacto en su relación que siempre fue apenas y cordial. Sabía que Max jamás estuvo de acuerdo con los cortejos en el paddock y aunque al principio creyó que podría tener un significado oculto su actitud enseguida aplasto sus ilusiones al dejarle en claro que era porque lo consideraba nada más que un peón para sus planes, un escudero, un perro que podría lanzar contra Lev de ser el caso, como en Abu Dabi donde supo que jamás tendría un comportamiento agresivo contra el dentro o fuera de pista , jamás le tocaría un cabello así y lo usaron en su contra y le hicieron ganar el campeonato por el siendo esa la única vez que sintió al rubio rodearlo con sinceridad y pronunciar un gracias. En un principio y si era sincero consigo mismo había valido la pena, ese abrazo sincero, su aliento cálido en su oído y sus brazos atrayéndolo, por un momento pareció desesperado, por un momento lo abrazo con tanta fuerza que hizo desaparecer el mundo a su alrededor, por un momento los vitoreos se callaron y solo fueron los dos.

Quizá lo recordaba con tanto anhelo y cariño porque fue la única vez que estuvo tanto tiempo en los brazos de Max o quizá porque en ese momento se sentía enamorado, quizá ilusionado con él, pero Brasil rompió eso, el encanto, el sueño, la magia que él creía haber construido se cayó a pedazos y como dolió darse cuenta de quien realmente era.

Había pasado meses inventando en su cabeza, un futuro juntos , una casa en la playa y niños de cabello negro y ojos azules correteando por doquier, se había ilusionado tan fuerte que así de fuerte fue también fue la caída.

Mi otro yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora