Familia

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Toño era un alfa mexicano convencional, por fuera era un lobo con la testosterona en la cabeza,mal genio y una dosis de ego que no le hacia bien a su personalidad, pero dentro de las puertas de casa no era mas que un cachorro divertido e inteligente que adoraba a su familia.

En Mexico los hijos mayores fungían como un doble padre para sus hermanos menores y ese papel Toño no se lo tomaba a la ligera

-es tu deber cuidar de Checo, si algo le pasa no te lo voy a perdonar Toño ¿entendiste? - le había dicho su padre cuando los dejo ir solos al parque de la colonia en la que vivían por primera vez cuando tenían 3 y 8 años, pero la misión se extendió mas haya del parque de juegos

Toño lo había tomado como un reto , la seguridad, bienestar y felicidad de su hermano menor era prioridad para la familia Pérez. De los hijos, Checo el único omega y eso hizo que la escuela y la vida fueran más difíciles para el. En la medida de lo posible el y Paola su hermana cuya inteligencia, seguridad y sagacidad los había sacado de más de un apuro tenían como meta principal el apoyar a su hermano

—quiero ser piloto - le había dicho Checo una noche mientras la casa dormía y ellos estaban en la misma cama mirando al techo en la oscuridad

-es un deporte de alfas Checo, no creo que...

-no me importa, yo llegare y seré campeón - le dijo interrumpiendolo y mirándolo con esos brillantes ojos castaños llenos de determinación aún en la oscuridad

Checo no se rendía, lo había intentando una y otra y otra vez hasta conseguirlo. Le había rogado casi de rodillas al multimillonario de su país que lo apoyará, se dividida en mil pedazos para cumplir con sus obligaciones en la escuela y seguir corriendo en Karts mientras seguía escribiendo a Carlos Slim sin parar apenas llegaba de la escuela

-a él le gustan las carreras Checo, quizá si ve en ti coraje, te apoye - le dijo su padre y en la cabeza de él pequeño Checo de 10 años eso tenía que ser una verdad

Toño y Paola habían visto a su hermano en los fracasos y en las victorias. Verlo ganar su primera carrera, con una sonrisa en su rostro y su pequeña mano saludándolos mientras le entregaban su trofeo eran cosas que Paola y Toño guardaban en su corazón. Checo era quizá la persona más noble que conocerian, el amor y bondad con la que se movía por la vida salían desde lo profundo de él, eran quizá su estandarte.

Era un omega con la fuerza mental de un alfa pero siempre el corazón tibio de alguien de su especie y esa nobleza fue la que puso los pelos de los brazos de punta aún antes de abrir la puerta.

Sabía que había un alfa al otro lado pero no logro distinguir el aroma si no hasta que los ojos fríos de Max se clavaron en los suyos.

Checo no era feo (no tanto al menos) y ese había sido siempre el problema casi desde que tuvo edad escolar.

En México o en China los alfas se creían con la capacidad de dominar sobre los destinos de los omegas qué creían sus destinados. No importaba en que estrato social se moviera Michel, ese siempre había sido el problema, ya sea el mecánico de su colonia qué le llevaba serenatas qué Toño y Paola tuvieron que terminar con cubetadas de agua o un alemán imbécil qué se creía manager de nuevos talentos que Toño alejo con algo que a los alfas de la actualidad asustaba más que el coco "el matrimonio"

Con el tiempo los pretendientes de Checo comenzaron a tener más dinero, más poder, a creerse con más autoridad y correrlos requirió de más esfuerzo.

Por eso cuando abrió la puerta y encontró a Max Verstappen en la entrada su alarma interna se activo de inmediato,sabia que venía buscando a Checo porque eran compañeros de trabajo. Sabía que lo cortejaba porque había visto en la televisión la estupidez qué cometió en algo que era casi romántico si no rayara en la pendejada para Toño.

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