1. 𝐂𝐚𝐫𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐌𝐚𝐱

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•••Carta de Max para su amado esposo•••

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•••Carta de Max para su amado esposo•••

Querido Checo,

Hoy, mientras sostengo esta pluma entre mis manos temblorosas, me doy cuenta de que el peso de tu ausencia se hace aún más abrumador. Con lágrimas que empañan mis ojos, te escribo estas palabras como una despedida final, un último adiós lleno de amor y gratitud.

Cuando te conocí, mi vida cambió para siempre. Tu presencia iluminó cada rincón oscuro de mi mundo, llenándolo de amor, alegría y esperanza. Fuiste mi roca en los momentos difíciles, mi inspiración en los momentos de duda, mi compañero de aventuras en cada paso del camino.

Nuestra boda fue el día más feliz de mi vida, un momento de pura magia y amor que atesoraré por siempre en mi corazón. Recuerdo cada detalle con claridad cristalina: el brillo en tus ojos que tienen un poco de verde, la calidez de tu sonrisa, el sonido de nuestras risas mezcladas en el aire.

A lo largo de los años, compartimos momentos innumerables juntos: los triunfos en la pista, las conversaciones profundas bajo las estrellas, los abrazos reconfortantes en medio de la noche. Cada uno de estos momentos se convirtió en un tesoro preciado, un recordatorio constante de la bendición que fue tenerte como mi compañero de vida.

Pero ahora, mientras enfrento la realidad de tu partida, me encuentro perdido en un mar de dolor y desesperación. Tu ausencia deja un vacío insondable en mi alma, un eco silencioso que resuena en cada rincón de mi ser.

Y también hemos enfrentado desafíos juntos, momentos de dolor y de incertidumbre. Sin embargo, incluso en los momentos más oscuros, tu amor, guiándome con valentía a través de la tormenta y recordándome que nunca estoy solo en este viaje llamado vida.

Aunque el dolor de tu pérdida amenaza con consumirme, encuentro consuelo en los recuerdos de nuestro amor, en las huellas que dejaste en mi corazón y en la certeza de que tu espíritu vivirá para siempre en mi.

Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, más allá del tiempo y del espacio. Siempre serás mi luz en la oscuridad, mi guía en la tormenta, mi amor eterno.

Descansa en paz, mi amado esposo. Hasta que nos volvamos a encontrar en algún lugar más allá de este mundo, siempre te llevaré conmigo, en cada latido de mi corazón.

Con todo mi amor y gratitud,

Max














En la penumbra de su oficina, Max tenía su mano aún temblorosa por la emoción que le había costado cada palabra escrita en la carta. Sus ojos, húmedos y rojos, se fijaron en la fotografía enmarcada que descansaba sobre el escritorio. La imagen capturaba un momento perfecto, uno lleno de triunfo y amor, donde él y su esposo, se encontraban en el podio después de haber terminado primero y segundo en una carrera crucial. Los dos, en la cúspide de la felicidad, compartían un beso, inmunes a la multitud que los rodeaba, en su propio mundo perfecto.

Max se levantó lentamente y tomó la fotografía con manos temblorosas. La acercó a su pecho, cerrando los ojos mientras las memorias inundaban su mente. Recordaba cada detalle de ese día: el rugido de los motores, el sabor del champán en el podio, y, sobre todo, la mirada de Sergio, llena de amor y orgullo.

Se sentó de nuevo, la fotografía aún en sus manos, y dejó que los recuerdos fluyeran libremente. Recordó los primeros días de su relación, cuando todo parecía un desafío; las carreras en las que competían el uno contra el otro antes de cruzar la línea de meta y caer en brazos del otro, riendo y sin aliento. Recordó las noches de celebración, los silencios cómodos, las discusiones pasionales y las reconciliaciones que siempre reforzaban su amor.

Max sollozó, cada lágrima un tributo a los momentos que ya no volverían. A pesar del dolor inmenso, también sentía gratitud. Gratitud por haber amado y sido amado por Checo, por cada día que habían compartido, cada carrera que habían corrido juntos, cada noche que habían terminado en los brazos del otro.

Después de un rato, Max colocó la fotografía de vuelta en el escritorio, enfrentándola hacia él. Suspiró profundamente, encontrando en aquel recuerdo la fuerza para seguir adelante. "Te amaré siempre, Sergio", murmuró al vacío de la habitación, "y te llevaré conmigo en cada carrera, en cada sueño, en cada momento de mi vida."

Con esa promesa hecha, Max se secó las lágrimas, respiró hondo y empezó a ordenar los papeles en su escritorio. Sabía que el camino adelante sería difícil sin Checo a su lado, pero estaba decidido a vivir de una manera que honrara la memoria de su amado, empujando hacia adelante con la pasión y el amor que Sergio siempre le había inspirado.

𝐂𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐂𝐡𝐞𝐜𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora