VII

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No hay palabras para describir el martirio que fue pasar las siguientes dos horas en mi habitación.. Había logrado conciliar el sueño un par de veces, pero la música de la planta baja retumbaba en mis oídos causando una cierta molestia.

Me removí como gusano por todo el colchón poniendo la almohada arriba de mi cabeza pero ni siquiera así. Y para mi racha de mala suerte, mi estómago rugía causando una incomodidad.

Abrí el cajón de la mesita de noche que estaba a la par de mi cama, aveces dejaba galletas o dulces en el, pero solo había envolturas.

Lo cerré con frustración, tendría que bajar si o si, y eso implicaba toparme con aquellas mujeres, con Anton, o con Charlotte y los besos incómodos con...Adler.

Tomé mis pantuflas rosadas que me había obsequiado Lottie y cerré la puerta de la habitación, escuchando la música intensificarse a cada paso que daba.

Lottie...

Creo que podría acostúmbrame a llamarla así, al fin y al cabo, llevaba días soñándola sin razón.

Al final del pasillo logre ver una silueta de una mujer con una larga cabellera rubia que pegaba a su trasero y a su lado estaba a la única persona que no quería ver. Una extraña sensación me recorrió al verlos tan juntos, el soltaba una carcajada a algo que ella dijo.

El vestido que llevaba puesto dejaba ver su voluptuosa silueta, un gran trasero, cintura pequeña y unos generosos pechos. Todo lo contrario a mi, que llevaba unas pijamada de conejitos.

Tomé el barandal y baje con rapidez las escaleras tropezando con un escalón. Todas las miradas se dirigieron a mi al bajar llegar a la planta baja y no pude evitar sentirme disgustada mientras un recuerdo amargo me recorría.

Evité todas las miradas hasta que llegué a la cocina la cual estaba solitaria y sin ni una pizca de comida donde hace unas horas estaba servida. Abrí el cajón donde sabía que estaban los snacks y subí de nuevo a mi habitación.

Al estar dentro deje salir un agotador suspiro, puse todo sobre la cama y empecé a abrir cada envoltura mirando los coloridos caramelos.

Eso no es una comida saludable y mucho menos te quitará el hambre.

Ignore a mi conciencia y seguí comiendo deleitándome con el glaseado de las donas, y las chispas sobre el chocolate. Tallé las comisuras de mis labios con la manga de mi pijama ensuciándolo.

La puerta de mi habitación sonó, jadeé del susto y luego guarde todos los snacks debajo de la sábana.

Charlotte estaba con un plato con dos pizzas y una pequeña bandejita con un líquido rosáceo.

—Hola Sarah —saludó amable.

—Hola...

Ella miro la cama detrás mío y todas las envolturas que no pude esconder.

—Eso no es muy saludable —intentó bromear, más mi risa no salió de mi boca.

Ella carraspeo un poco incomoda.

—¿Que pasa? Lottie.

Ella se cayó unos momentos al escuchar como la llame pero enseguida reaccionó.

—Anton me mando, quiere que te haga compañía.

Sonreí sin ganas, —lo agradezco, pero estaré bien sola.

Antes de poder cerrar la puerta el nombrado apareció detrás de la castaña causándome un respingo.

—Charlotte. —el la llamo, la mujer de inmediato volteó y se retiró, como si le hubiese dicho todo con la simple mirada.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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