Capítulo 4: Renacimiento eterno

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Faltaba unas horas para el amanecer así que ambos se apresuraron a llegar a la iglesia. Les tomó algunos minutos debido a que tuvieron que sortear varios grupos de vigilancia, pero en cuanto llegaron al lugar acordado, ya no había nada más de lo que preocuparse. 

Era un edificio pequeño aunque largo y angosto. Estaba tan sucio y era tan antiguo que tenía trozos del tejado esparcidos por todos lados en el interior. La luz de la luna entraba por los agujeros y los asientos de madera estaban destruidos por la mitad mientras que otros tenían escombros encima. La naturaleza se iba apoderado del lugar con rapidez, había cubierto todo con enredaderas llenas de flores y grotescas raíces de árboles que se asomaban por debajo de los muros.

Quinn y Valor exploraron el lugar con precaución, el techo no se veía muy estable. Se acercaron a la única que puerta que conducía a una habitación, estaba cerrada con llave así que ella le tuvo que dar una patada bruta para abrirla. La sala no era muy diferente. Estaba vacía pero tenía una biblioteca llena de telarañas y casi sin libros en la pared más grande. En el medio había un escritorio con una calavera, bocetos antiguos y una vela.

—Los libros que faltan... podría asegurar que aquí estaban los que Swain tenía en su oficina —dijo Quinn.

Valor extendió las alas y trinó, haciéndole entender que estaba de acuerdo.

—Sigue siendo un poco extraño que este hombre tenga una biblioteca en una iglesia —agregó ella —. Pero Talon dijo que no es una iglesia común y corriente, quizás se haya usado para practicar rituales y todas esas cosas relacionadas con la necromancia.

Pasó la mano por los estantes de la biblioteca liberando un poco de polvo a su paso hasta llegar a uno que tenía un libro diferente a los demás. Era más grueso y estaba forrado con un cuero extraño. Cuando intentó tomarlo se dio cuenta de que estaba atorado y sólo podía inclinarlo hacia atrás, así que eso hizo. 

De pronto, la biblioteca se dividió en dos, soltando una nube de polvo que hizo retroceder a Quinn. Tosió por varios segundos y cuando el polvo se esparció se encontró con un pasaje secreto en el suelo.

—Parece que estaba lleno de secretos —le sonrió a Valor.

Ambos se decidieron a entrar. Tuvieron que bajar una larga escalera de piedra hasta llegar a una especie de calabozo iluminado por varias antorchas. Anduvieron por un corredor con celdas a los lados, aunque estaban vacías y los barrotes estaban rotos. En algunas habían cadenas atadas a huesos humanos y en otras anotaciones o cartas de (probablemente) prisioneros.

—Supongo que estas personas fueron más instrumentos para sus rituales —dijo ella.

El recorrido parecía interminable, pero al final había una puerta gigante de hierro con una palanca en la pared de al lado. Quinn la accionó con fuerza y segundos después, la puerta se abrió. Se cubrió el rostro debido a un nuevo manto de polvo que inundó el aire, después dio tres pasos y entró en el lugar. 

Era un salón amplio con paredes de piedra, en una de ellas había un espejo bastante alto que iba del suelo hasta el techo. Tenia un marco delicado de oro y no reflejaba imágenes, pero sí la luz, como si el cristal fuese de otro material brillante. En el centro del salón se alzaba una inmensa estatua con la forma de un guerrero robusto y con una docena de espadas insertadas en todo su cuerpo. La figura estaba de espaldas a ella, pero la fue rodeando poco a poco mientras la miraba con atención. Con cada paso que daba, su piel se iba erizando lentamente, hasta que logró ver la estatua de frente. Abrió los ojos sorprendida y sintió una especie de incomodidad que jamás antes había sentido. La persona tallada en la estatua era Jarvan I, el primer rey de Demacia.

—Él es... —hizo una pausa silenciosa—. Sí, no cabe duda de que es él...

Por instinto, miró hacia el cuello de Jarvan I y vio que algo andaba mal. Dejó que Valor bajara al suelo y trepó la estatua sujetándose de las espadas con cuidado hasta llegar a la cabeza. Algo que le decía que empuje, así que eso hizo. Con delicadeza tocó la cabeza del rey de Demacia y de pronto, esta se salió de lugar y cayó al suelo partiéndose en mil pedazos. Quinn se sujetó con una mano y se cubrió la boca a su vez que abría mucho los ojos. Valor extendió las alas y retrocedió rápidamente mientras los trozos de la cabeza caían junto a él y se dispersaban por todo el piso.

Soñando alto: Quinn & Valor [League of Legends FanFic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora