Quinn sintió como la trasladaban a algún lugar. Estaba aturdida y en todo el viaje se mantuvo con los ojos cerrados tratando de soportar el dolor del golpe que había recibido. Escuchó voces de personas desconocidas (aunque no pudo comprender sobre qué iban las conversaciones) y el sonido de puertas que se abrían y cerraban. Mientras apretaba los ojos y se quejaba, la persona que la transportaba le ordenaba que se callara, de lo contrario iba a recibir otra golpiza. Aunque sabía que probablemente iba a morir, no se resistió en ningún momento, el dolor era extenuante.
Después de varios minutos y al borde del delirio, la lanzaron de cara contra el suelo haciendo que termine por desmayarse otra vez. Cuando por fin abrió los ojos, se alegró al sentir que el cuerpo ya no le dolía tanto y que era capaz de moverse por su propia cuenta. Vio que había un pequeño charco de sangre en el suelo, así que se llevó una mano hacia su boca y se tocó los labios. Los tenía partidos y con un poco de sangre seca, no era una herida muy profunda.
Ya no traía su ballesta, ni su bolso, ni el resto de sus cosas. Ni siquiera su traje. Vestía un atuendo entero para prisioneros, descocido, sucio y lleno de agujeros.
Después de comprobar que podía levantarse sin dificultad, miró a su alrededor y vio que todo estaba en negro, como si estuviese flotando en medio de la nada.
—¿Dónde estoy...? —se preguntó a si misma mientras la desesperación se apoderaba de ella.
De pronto, dos hileras de antorchas se fueron encendiendo en orden hasta iluminar por completo el lugar. Quinn saltó del susto cuando vio como dos tribunas gigantes se revelaron de la nada a los lados, estaban repletas de personas gritando con emoción y desesperación. Se encontraba en una especie de estadio enorme, al aire libre bajo el cielo estrellado de la noche.
—¡Bienvenida al show de Draaaaaaven! —dijo una voz a través de un audífono.
El público gritó exaltado después de oír al misterioso conductor.
—¿Show de Draven? —se dijo a sí misma completamente confundida.
—¡La anfitriona de hoy no es nada menos que una Demaciana! ¡¿Podrá sobrevivir a la carnicería?! —anunció la voz.
La tribunas estallaron de emoción y comenzaron a insultarla, exclamando que no tendría oportunidad de sobrevivir en aquel lugar.
—Tan sólo durará unos minutos, quizás segundos. ¡Estaré firmando autógrafos en menos de lo que canta un Draven! ¡Los esperaré en la entrada, de a uno por favor! —dijo la voz en un tono altanero.
Quinn levantó una ceja, ni siquiera conocía al dueño de la llamativa voz y ya comenzaba a odiarlo.
Un instante después se abrieron tres puertas enrejadas y bastante grandes. De ellas salieron cientos de hombres vestidos como ella y enseguida comenzaron a dispersarse por todo el estadio. Se veían confundidos, aterrados y nerviosos.
—¿Qué hace una mujer como tú aquí? —dijo un hombre joven mientras se acercaba a ella.
—Lo mismo que tú, supongo...—hizo una pausa—. ¿Que es este lugar?
—Ése tipo, Draven... Es uno de los ejecutores de Noxus. Pero a diferencia de los otros, a él le gusta hacerlo mientras miles de espectadores disfrutan del show. Esto es la carnicería de Draven —le informó apenado.
—¿Nos matará a todos? ¿Él sólo? —preguntó ella extrañada, dudando de las habilidades del ejecutor.
—Moriremos todos, nadie sobrevive a esto. Me alegra saber que una mujer bella y valiente como tú será lo último que veré —le sonrió.
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Soñando alto: Quinn & Valor [League of Legends FanFic]
Acción¡Demacia requiere una vez más de la ayuda de su dúo de mercenarios más poderoso! Quinn y Valor se embarcan en la misión más peligrosa: un viaje lleno de sueños y emociones que los hará cambiar para siempre; ¿Arraigarse a un lazo o dejarlo ir? Mien...