Capítulo 1: La infiltración

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    Llevaba bastante tiempo lejos de casa y en todo el viaje sólo se había dedicado leer antiguas páginas de su diario (o bueno, el de su hermano). Se suponía que debía escribir toda la información que había recopilado hasta ese momento, pero en el trayecto de casi tres días de distancia no había encontrado nada útil.

Era experta en su trabajo, como si hubiese nacido para eso. Pero no podía ser profesional todo el tiempo. Se acercaba otro aniversario de la muerte de su hermano Caleb y como de costumbre, le gustaba recordar su infancia junto a él mientras leía su diario. Esa era su única debilidad. La nostalgia que siempre terminaba por apoderarse de su mente afectaba su rendimiento y al final, pasaba de ser experta a una completa novata. Llevaba consigo su diario a todas partes donde sus aventuras la condujeran. Después de todo, era el sueño de ambos. Aunque Caleb ya no estaba junto a ella, sentía que de alguna forma podía acompañarla en cada una de las páginas del diario que él mismo escribió.

—Ya casi estamos... —se dijo a sí misma mientras corría las cortinas de la carroza para observar el oscuro paisaje. 

Se trataba de un lugar árido, sin árboles y con varias montañas de granito de diferentes tamaños. Habían pantanos putrefactos cubiertos por una extraña niebla y huesos de animales dispersos por toda la tierra. Ella supuso que se debía a la llamativa cantidad de cuervos que revoloteaban en el cielo.

Horas más tarde llegaría a destino y debía estar preparada para cualquier contingencia. Estaba a punto de adentrarse en tierras peligrosas y un error significaría no solo su muerte, sino la decepción de toda su gente. Quizás hasta el fin de su propia nación.  

La condición más importante de su misión era que el enemigo no se percataste de que había un espía merodeando por su territorio, así que pensó que un viaje en carroza sería la mejor opción para infiltrarse. El carruaje se movía colina arriba, por una montaña gigantesca en forma de calavera demoníaca (si se la observaba a distancia). A su vez, esa era la principal ruta comercial entre Zaun y Noxus; A lo largo del camino entre ambas ciudades, se encontraban dos pequeñas aldeas de visita obligada, Askay y Meland. 

Estaba segura de que era imposible que la descubrieran en su plan de infiltración, era del todo normal que una carroza anduviera por ahí. Sin contar que no había visto a más personas desde que dejó Meland hacía un día.

Para asegurarse del todo, se había vestido con un atuendo de campesino que consiguió en Askay, donde pasó su primera noche. Eran ropas masculinas, pero a ella le agradaban y le parecían bastante cómodas. Odiaba llamar la atención y mostrar su cuerpo, así que acostumbraba a vestir atuendos cubiertos y un poco masculinos.

Minutos después, el sol del atardecer cambió de lugar con la luna y el cielo se cubrió de estrellas.

—Puede detenerse —dijo ella a través de la pequeña ventana de la carroza que estaba detrás—. A partir de ahora seguiré yo.

—¿Está segura? —preguntó el hombre que arreaba los caballos.

—Sí, no se preocupe.

El hombre jaló de las riendas despacio para que los caballos se detuvieran. Ella se bajó de la carroza con cuidado y caminó hasta él para extender su brazo y después pagarle.

—Aquí tiene.

—Es peligroso que una mujer como usted ande sola a estas horas de la noche —dijo él con una sonrisa mientras tomaba el dinero.

—No estoy sola. Tengo amigos en las alturas —agregó ella devolviéndole la sonrisa mientras empezaba a andar.

El hombre puso la vista en el cielo como si buscase algo y después levantó una ceja. Cuando quiso preguntar a qué se refería, ella ya había avanzado bastante.

Soñando alto: Quinn & Valor [League of Legends FanFic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora