Capítulo 4 Un gran cambio.

16 6 5
                                    

Habían pasado mucho tiempo, para ser más específico, habían pasado meses, en esos días no hubo mucha diferencia a como yo vivía, a excepción de que ya estaba vendiendo mis dibujos y no me iba nada mal, a la gente le gustaba y me empezaban a recomendar con otras personas para así poder vender más dibujos y dentro de poco tiempo, poder comprar mi cámara fotográfica.
De hecho, en estos meses que pasaron había estado yendo a dar algo para mi cámara, como cada mes, tenía que abonar algo. Todo me estaba saliendo mejor, estaba ganando dinero haciendo algo que me gustaba, me iba bien en la escuela y, con Leah… Ya no había hablado con ella desde la última vez, de vez en cuando la veía caminar, pero era cuando ella tenía más prisa por sus clases, ya no habíamos coincidido en volver a vernos, pero no perdía la esperanza de volver a verla.
La relación con mis padres no había mejorado, bueno, mis padres rara vez estaban en casa cuando yo llegaba de la escuela, para mí eso era raro, pero a la vez algo genial, al llegar ya no estaba solo. En ocasiones me preguntaban si estaba bien, como me había ido, y aunque yo les platicaba mi día, notaba que no me ponían atención, pero el escucharme para mí era suficiente, aunque no supieran lo que les estaba diciendo. Aunque no fuera la mejor relación, pero era algo… Hacía tiempo que no tenía platicas tan largas con mis padres, como también hacía mucho que no los veía al llegar de la escuela y que ellos me recibieran.
Realmente algo estaba yendo mejor, mi vida parecía estar componiéndose, después de todo… Todo el mundo necesita limpiar lo que algún día mancho.

Estando en clase, antes de salir al receso, unas compañeras se pusieron frente al salón y empezaron a hablarle a todos mis compañeros.

— Disculpen, compañeros. -Decía una compañera- Como saben, ya estamos a seis meses de salir del bachiller, así que debemos de hacer algo en grande. Varias chicas y yo estuvimos pensando en realizar una fiesta de graduación solo con nuestro salón. Pero antes de confirmarlo, necesitamos saber si están de acuerdo y si lo están, saber cuántas personas irán.
En el momento que seguían explicando, voltee a ver a John, él me hizo una expresión de burla… Vaya que yo sabía a qué se refería, pero decidí ignorarlo y seguir escuchando a nuestras compañeras.

— Entonces… Primero, ¿Quiénes están de acuerdo a que se haga una fiesta de graduación?

Mi compañera que estaba hablando hizo una sonrisa de oreja a oreja al ver que todos en el salón levantamos la mano en señal de que estábamos de acuerdo.

— ¡Perfecto! -Comento- Ahora, ¿Quiénes si irán?

Al igual que la anterior pregunta, todos levantamos la mano, todo estaba saliendo excelente.

— Una pregunta, ¿Se puede llevar a algún acompañante extra? -Comento uno de mis compañeros-

— Claro, mientras pagues su boleto está bien.

— Bueno, entonces eso sería todo, en la semana les estaré avisando todo acerca de los costos y la cooperación que se hará para pagar todo lo planeado. ¡Gracias compañeros!

Cuando terminó de hablar, todos salimos del salón, nos dirigimos al receso y en este, como ya es costumbre, tuve mi plática con John.

— ¿Cómo vez lo de la pachanga? -Dijo mi amigo-

— Está bien, me agrada la idea.

— Solo que no hagas lo de siempre, amigo. -Río-

— Puse mala cara — De eso nada, iré normal.

— Ahí estaré para que no hagas nada estúpido.

— Negué con la cabeza divertido —

— Y… ¿Llevarás a alguien como acompañante extra?

— Así es, supongo que es más que obvio… Llevaré a Pau.

— Como no se me ocurrió.

Sonrió.

— ¿Y tú no llevarás a nadie?

— No lo creo, no necesito llevar a nadie para divertirme.

— Creo que te haría falta salir con una chica, Joan.

— Ya he salido con varias chicas, gracias.

— Suspiró — Me refiero con una de verdad, ya sabes, salir con alguien que quieras conocer y no solo para pasar el rato.

— Nunca he salido con alguien para «pasar el rato» -Proteste-

En ese momento sonó la chicharra y tuvimos que volver al salón.
Cómo ya era de esperarse, al estar a pocos meses de salir, tendríamos que hacer exámenes, eso mencionaron algunos maestros de nuestras últimas clases, entre otras cosas. Al terminar éstas, salimos de nuevo.

— Nos vemos, Joan.

— Nos vemos, John.

Está vez al salir, no hice tiempo para llegar más tarde a mi casa, tenía que llegar lo antes posible, tenía varios dibujos que hacer para entregar la próxima semana, así que tenía que darme prisa.
Camino a casa pase por los lienzos y al llegar, subí a mi cuarto y comencé a realizar los dibujos, puse música para inspirarme y que pudieran salir mejor los dibujos que entregaría.
Tomo un tiempo, pero por fin logré terminar los dibujos que me habían pedido, sinceramente aunque me encantará dibujar, era cansado el hacerlo. Una vez terminados, me quedé dormido…

— Joan, despierta. -Escuche en voz baja- Joan.

— ¡Ahhh!

Cuando desperté, no pude hacer nada mas que gritar. Era mi mamá, y por supuesto que nunca me  había despertado tan cerca de mi cara.

— ¡¿Mamá, que te pasa?!

— Lo siento, hijo. -Dijo sonriendo- Toque a tu puerta y al notar que no habrías, decidí entrar para verificar que estabas bien.

— Tú… ¿Te preocupaste por saber si estaba bien? -Pregunté confuso-

— Si, ¿Por qué lo dudas?

— No es que lo dude, solo que, nunca lo habías hecho y pues, me espante de verte.

— Tomaré eso no como un insulto.

— Sonreí — Lo siento, ¿Qué necesitas?

— Solo quería decirte que si tienes hambre, tu papá y yo trajimos algo para cenar.

Parecía que estaba en un sueño, literalmente ya no había sonreído frente a mi madre, y mucho menos mis padres habían traído algo para que cenáramos, al no estar ellos, siempre cenaba yo solo, era algo… Raro.

— Si… Gracias, ahora bajo.

— Genial, te esperamos abajo.

Tarde unos minutos en bajar, acomode los dibujos que había hecho y me puse el pijama, después de eso, baje un poco confundido, puesto que una cena con mis padres ya no había tenido en mucho tiempo.

— Que bueno que ya viniste, hijo.

— Si… Ya estoy aquí.

— Bueno, estando todos, empecemos a cenar. -Dijo mi padre- Buen provecho.

— Mamá, papá… -Dije mirándolos- ¿De que se trata esto?

— ¿De que hablas? -Dijeron, ambos mirándome-

— Hace días me regañan por una estupidez, y ahora, ¿cena en familia? ¿Están bien?

Mis padres se miraron uno al otro, pero solo mi madre hablo…

— Mira hijo, ya había hablado esto contigo, quiero… -Se corto enseguida- Queremos arreglar lo que está mal contigo. Queremos llevarnos mejor como una familia.

— ¿Enserio? -Enarque una ceja-

— Así es hijo. -Intervino mi padre-

La Otra Mitad del Cielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora