Capítulo 17 La primer ruptura. ♡/♡

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Habían pasado varios días desde aquella salida que no había salido bien. Me encontraba tomando una clase más en la universidad, está vez sin poner nada de atención… Miraba mi teléfono esperando un mensaje de Leah, puesto que al día siguiente a esa noche no respondía ningún mensaje ni llamada que le hacía. No sabía el por qué. No había hablado con ella desde esa noche… Tenía planeado el hacerlo el día siguiente, pero esto pasó.
Deje de observar mi teléfono cuando note un pequeño papel arrugado en forma de bolita, al abrirlo tenía escrito: “¿Estás bien?”, y claro que sabía quién era. Era Beth. Me gire hacia donde ella estaba sentada y al verme, hizo una seña para que escribiera en el papel que me había aventado… Suspiré y escribí que no pasaba nada, que todo estaba como siempre. Al decirle a un compañero que se lo pasará, y al ella leerlo, hizo una expresión de no creerme. Y tenía razón. No estaba bien… No era solo porque esos idiotas estaban nuevamente en mi vida, sino que, no sabía que es lo que le pasaba a Leah… Al no responderme empecé a cuestionarme… Empezar a sobre pensar las cosas. ¿Era por algo que había echo?, ¿Será que le habrán dicho algo días después de la salida?, ¿Será por algo de su familia?… ¡¿Qué carajos era?!
La clase seguía y seguía… Yo, sin poner atención desde que la maestra había entrado al salón. Al no ver respuesta, tenía pensado ir a la escuela de Leah para asegurarme que todo estaba bien… Y si pasaba algo, arreglarlo. Pero al mismo tiempo que decía que lo haría, me detenía a mí mismo por la razón de que tenía que esperar respuesta de ella. No quería portarme intenso o pesado. Pero este silencio me estaba matando.
Así, después de hora y media, la clase termino. Guarde mis cosas y salí directo del salón, como también seguía mirando mi teléfono por ese mensaje de Leah. Al ir caminando casi caí al momento que Beth brinco impulsando se de mis hombros.

— ¿Qué te pasa? -Dije secamente-

— Disculpa. Tenía que hacerte quitar los ojos de tu teléfono de alguna forma. Está es la mejor.

— Pues no lo vuelvas a hacer. Casi caigo.

— Vaya que si te pasa algo… -Dijo caminando a mi lado-

— ¿Qué dices? Estoy bien.

— Claaaaro, eso díselo a tu cara.

— Suspiré —

— Joan… ¿Qué tienes? No es normal que estés en este estado. Tú no eres así.

— ¿Y como soy? -Respondí con un tono molesto-

— Un chico divertido, sarcástico, amable y buena onda… En resumen, todo lo contrario a como estas hoy.

Estaba un poco cansado, no solo porque Leah no respondía… Sino que, esa pregunta me había estado haciendo desde que Santiago y Alexander volvieron a aparecerse, ¿Quién era realmente?, ¿Había estado fingiendo todo este tiempo?… Lo que hizo que me relajara un poco fue la respuesta de Beth, el como ella me veía… Como lo dijo: “Todo lo contrario a como estas hoy.”

— Suspiré —  Disculpa, Beth. No han sido días precisamente buenos. Pero no por ello seré malo contigo ni con nadie.

— Me dedicó una sonrisa y una expresión de comprensión — Joan, tranquilo, no pasa nada… Es normal sentirse así algunos días. Pero dime, ¿Qué pasa? Quiero ayudarte.

Después de suspirar de nuevo, accedí a contarle el porque de mi seriedad a Beth… Claro, solo sería lo que pasó aquella noche cuando salimos Pau, John, Leah y yo. No quería platicarle de dónde y como conocí a Alexander y Santiago. Eso no era de importancia.

Al terminar, Beth se quedó callada, no decía nada… Tan solo me miraba.

— Lo que más me duele es el que Leah no me conteste… Es decir, no saber nada. Claro, lo importante es que este bien.

— Exacto, lo primordial es que este bien… Tranquilo, te responderá. Y, bueno, en cuanto a lo que me comentas de estos tipos… -Suspiró- Todo un caso. Pero no te preocupes, el que ellos hayan regresado a tu vida no significa que dejaras que entren de nuevo a tu vida… Es normal reencontrarse con personas de tu pasado, pero si ya los dejaste fuera… Ahí deben de permanecer.

— Y así será.

— Y respecto a lo de Leah… Dale un poco su espacio, es decir, no se el porque de su distanciamiento hacia ti… Pero por algo será, créeme que no te responde porque quiera, sino porque hay algo ahí.

— Si… Supongo que si. Esperaré un poco más para ver si recibo respuesta por parte de ella.

— Es lo mejor, Joan. -Suspiró y sonrió al final mirándome- 

— ¿Qué pasa? -Dije-

— Yo sé que todos tenemos días malos y días buenos… Pero desde que te conocí, no entiendo por qué sufres tanto si se nota que eres un buen chico. Eres una gran persona, Joan.

Eso sin duda levantó mis ánimos ese día.

— Mire a Beth y le dedique una pequeña sonrisa mientras sacudía su cabello con mi mano — Gracias, Beth. Tus consejos no serán los mejores… Pero gracias por escuchar y decirme lo que creíste mejor.

— ¡Mis consejos son los mejores! -Sonrió también después- Y no tienes nada que agradecer… Para eso estamos. Gracias a ti por platicarme y sabes que te ayudaré siempre que lo necesites. Aquí estoy para ti.

— Gracias. -Dije sonriendo-

Después de ello, me puse de pie y ayude a Beth para ponerse de pie también… Fuimos salón a tomar la última clase que teníamos y cuando ésta termino, salimos juntos y la acompañe hasta su parada… Caminando, íbamos riendo y haciéndonos bromas como empujarnos, ponernos el pie, ya saben. Cuando llegamos a su parada, Beth se despidió de mi con un abrazo, y después dio la vuelta para subir al camión.
La mire por la ventana y me despedí con mi mano diciéndole adiós. Suspiré y ahora yo di la vuelta, por un momento me tranquilice de lo triste que estaba por no saber de Leah… Beth me hizo el día, no solo con su alegría que contagiaba a todos, sino por su compañía sincera y su apoyo. Y también por sus palabras, esas palabras que necesitaba escuchar, no que quería escuchar. Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta que traía puesta y comencé a caminar hacia mi departamento… Hacia algo de frío, pero era soportable, tan solo se sentía como mi cabello lo sacudía el viento y el ver como estaba algo nublado ese día… Pero me sentía mejor, talvez lo único que necesitaba era hablar con alguien… Y aunque podía hacerlo con John, me sentí mejor hablando con Beth.
Tras una caminata, por fin llegué a mi departamento. Tire las llaves en la mesa de la cocina y me prepare algo para comer. Teniendo todo listo, tome asiento en el sofá frente a la televisión y me dispuse a ver una película: “Orgullo y Prejuicio” una de mis películas favoritas. Así, pase el resto del día.

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