𝙏𝙚 𝙡𝙤 𝙧𝙚𝙜𝙖𝙡𝙤

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Ahora ese no era el problema, necesitábamos salir de alguna u otra forma, así que con los palos que había intente escalar, pero volvía a resbalar.

—Mierda —dije enojada, volteé a verlo y él bajo la mirada— ¿Por qué me seguiste?

—Tenía que saber qué escondías —me dijo— Porque... podría poner al estadio en riesgo.

—¿Por qué arriesgarte por ese lugar? Estamos atrapados ahí por pura necesidad. ¿En serio te importa? —me miró—

—No hay otro lugar. Para los sobrevivientes, el estadio es un refugio. Protegerlo es mi deber

—Como sea, no te interesa.  Esto es tu culpa —agarre un palo—

—También te arriesgaste —me dijo y me detuve— No somos tan distintos. —intento levantarse y no pudo—

—Ash déjame ver —me acerqué, abrí su zapato— Súbelo —amarré su pie con fuerza para que ya no le doliera— Nunca te lo dire.

—Lo sé —me respondió— Crees que ocultarlo es lo correcto, pues hazlo. Pero me encargare de averiguarlo —iba a decir algo, pero un ruido interrumpió—

Chanyeong me agarró de la mano y me puso contra la pared al lado de él, nos quedamos en silencio para no llamar la atención de lo que sea que esté ahí afuera

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Chanyeong me agarró de la mano y me puso contra la pared al lado de él, nos quedamos en silencio para no llamar la atención de lo que sea que esté ahí afuera. Luego de un rato no escuchamos nada.

—El día que murió el señor Kim —le dije— lo que viste ese día ¿era de verdad un monstruo?

—No era humano —respondió—

—Está bien —le dije— No me molesta.

—Creí primero que el monstruo, los había matado a ambos. Pero resultó que solo el señor Kim estaba muerto y tú viva.

—Tenías razón.  En verdad hay algo afuera, cuidándome

—¿Dime quién es? —me preguntó—

—No lo sé. Nunca he podido verlo —dije y corrió una lagrima por mi mejilla— Quiero creer que es cierta persona, eso es todo.

—¿Quién esperas que sea?

—Es que... —respire para dejar de llorar— solo quiero poder verlo una vez más. Viendo lo mucho que se esfuerza por evitarme, me pregunto si tengo que olvidarlo. Debe tener una buena razón para eso, para mí me parece bien este trato solo que quisiera verlo.

—No. Tú vas a verlo, si es correcto —me gire a verlo—

Nos miramos por un rato, hasta que vimos que alguien dejo caer una cuerda

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Nos miramos por un rato, hasta que vimos que alguien dejo caer una cuerda.

—¿Quién es? ¿Hay alguien afuera? —grité, pero él me detuvo—

—¿Y si es un monstruo? —me dijo—

—Un monstruo no tiraría una cuerda —le dije e intente subir—

—Ven ta ayudo—me sostuvo mi pie— Muy bien. Uno, dos, tres. Sube —y lo logré—

Miré a todos lados y no vi a nadie, eso lo hacía muy raro.

—Ayúdame —dijo Chanyeong desde abajo— No me dejarás aquí, ¿o sí? 

¿Debería irme o ayudarlo? Después de todo el casi me salva, pero no hubiera sucedido si no se hubiera metido en mis cosas. Lo pensé y decidí ayudarlo con una condición.

—Promételo —le dije—

—¿Que? —me respondió—

—Que nunca volverás a seguirme ni harás preguntas.

—No puedo —respondió—

—Es mi condición —le dije—

—No hago promesas que no cumpliré.

—me acerque— Bien. Carajo, haz lo que quieras. ¡sosténte! —le dije—

Empecé a tirar de la cuerda para poder subirlo, él resbalo al último minuto y casi vuelvo a caer. 

—¡oye! Espera. parece que hay algo aquí. Sube ¡rápido! ¡rápido! —tiré lo más fuerte que pude y subió—

Algo nos empezó a rosear un líquido, pero no sabíamos de donde venia

—¿Qué es? —me preguntó—

—olí mi mano— Es Gasolina

—¡Muévete! —me empujo al otro lado—

Una especie de fuego en papel paso por encima de nosotros y le di a un monstruo invisible. Algo también se acercaba y nos paramos rápido.

—Siguen vivos —dijo una chica—

—¿No son los topos del estadio? —dijo el hombre—

—¿No recuerda que? Nosotros viajamos al refugio.

—Claro que sí. Casi muero por ti —le respondió el hombre y lo reconocí— Vuelvan a su refugio y no metan sus narices en donde no deben.

—Papá, ¿podemos dejar a la zorra y entrenar al chico? —le dijo la chica—

—¿Te lo quieres llevar? —le di un empujoncito a Chanyeong—

—¡Sí! —respondió emocionada—

—¿Qué haces? —me dijo Chanyeong—

—¿Qué haces? —me dijo Chanyeong—

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SWEET HOMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora