Especial San Valentin.

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Me encontraba sentada cepillando mi cabello y sonreí al ver a Cardan por el reflejo del espejo

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Me encontraba sentada cepillando mi cabello y sonreí al ver a Cardan por el reflejo del espejo.

—Cada día te vuelves más hermosa mi Musa.

—Y tú cada día te vuelves más adulador.

Escuche su risa ronca y me di la vuelta para verlo mejor. Levante una ceja al notar que tenía puesta ropa mortal que en algún momento mi padre le había regalado. Un elegante traje de vestir negro junto a una camisa blanca con los primeros botones desabrochados, dejando a la vista una parte de su pecho.

—¿Por qué tienes esa ropa?

—Tendremos una cita, en el mundo mortal.

—Creí que odiabas el mundo mortal, la única vez que te llevé dijiste que era el peor lugar que habías visto.

—Eso fue por las chicas molestas que me veían como si fuera una paria.

—No te veían así por eso. —me levante y me acerque a centímetros de su rostro. —Te veían así porque eres un hombre exquisito.

—No bromees así, Eira. —respondió en un tono de advertencia.

—No bromeo, solo estoy consciente de que eres exquisito.

Me aleje hasta caminar a mi ropero y busque en el fondo hasta encontrar esas prendas mortales.

Escogí un vestido blanco junto a un suéter de lana beige y unas zapatillas blancas.

—Esa ropa me gusta mucho, combina con tu hermoso cabello.

—¿Esta bien si lo dejo así o lo cambio de color?

—Me gusta el verde.

Sonreí como respuesta y comencé a desatar mi corset mientras Cardan se sentaba en la cama.

Cuando éramos unos niños solíamos cambiarnos de ropa frente al otro o vestirnos, por lo cual aún tengo la costumbre de hacerlo a veces.

Comence a cambiar mi ropa rápidamente y escuche un suspiro de Cardan.

—Tu cuerpo es hermoso, querida. Cada vez que me permites verlo es fascinante.

—Se que te gusta mi cuerpo. Siempre que me ves lo dices. Lo dices aunque tenga vestidos holgados.

—Pues tienes un cuerpo hermoso, tus caderas son anchas y tu cintura delgada, también tienes dos grandes razones que te diferencian de otras feéricas.

—Cállate Cardan, me estas avergonzando.

—Ese era el chiste, querida.

Me termine de poner rápidamente la ropa y me puse las zapatillas para luego ver a Cardan y sonreí ampliamente.

Vi como me sonreía de vuelta y se levantó para abrazarme, también sentí como un suspiro suave abandono sus labios para revolotear a mi alrededor.

—Estaré celoso si algún mortal se digna a verte con sus asquerosos ojos.

—Sabes que no me fijaría en ningún mortal, mis ojos estarán fijos en ti.

Cardan tomó suavemente mi rostro y deposito un beso en cada una de mis mejillas para luego darme un beso en los labios.

—Eres un encanto.

—Tú también querido, ahora vamos, le dejaré una nota a mi padre.

Nos encontrábamos caminando en un centro comercial mortal mientras veía de reojo como varias chicas observaban a Cardan sin disimulo y murmuraban cosas

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Nos encontrábamos caminando en un centro comercial mortal mientras veía de reojo como varias chicas observaban a Cardan sin disimulo y murmuraban cosas.

—Te dije que me ven como si fuera una paria.

—Ya te dije que no te ven como si fueras una paria, eres muy guapo, Cardan.

—Odio cuando debo admitir que tienes la razón.

Sonreí para luego girarme y darle un golpecito en la nariz

—Me gusta que me des la razón.

Me aferre a su brazo mientras seguíamos caminando y viendo los alrededores cuando Cardan paro frente a una tienda de manera abrupta.

Me di cuenta que se trataba de una joyería y entró a paso firme mientras yo seguía a su lado.

—Buena tarde, ¿Buscas algo en especial?

—Quiero un anillo que sea tan hermoso como la mujer que tengo a mi lado.

Sonreí de manera tonta mientras veía que la chica asentía para comenzar a buscar algo en los estantes.

—Creo que lo que buscas es algo fuera de lo común, que sea elegante pero llamativo. Tengo esta pieza que creo que les gustará a ambos, además que combina con tu cabello.

La Chica extendió sobre el mostrador un anillo precioso, era dorado simulando enredaderas y hojas, lo más destacable era la gema verde que reposaba en él.

—Es precioso, Cardan.

—Pero no más que tú, mi bella musa. Me llevaré este.

Arquee la ceja al ver como sacaba una billetera de su saco y se encontraba llena de dinero mortal mientras me guiñaba el ojo al dirigirse a la caja registradora con la chica.

Luego de pagar salimos de la joyería y nos sentamos cerca de una fuente muy elegante que se encontraba dentro ese centro comercial.

—Eira.

—Dime querido. —ladee mi cabeza al notar como se arrodillaba frente a mi.

—Alguna vez tu padre me contó que los mortales le dan anillos a las damas para una promesa de matrimonio. Así que esta es mi promesa para ti. —dijo para luego colocar el anillo en el dedo anular de mi mano izquierda.

—Oh, Cardan... Espero el momento en el cual esa promesa se cumpla.

—Eres mi adoración, Eira.

—Y tú la mía.

Notas de Autora:

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Notas de Autora:

Hola a todos! Publico este especial de San Valentin super atrasado como ofrenda de paz por no actualizar.


Pero ahora espero actualizar más seguido. Gracias por todo el apoyo.

KINGDOM; Cardan GreenbriarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora