● 𝕱𝖆𝖓𝖋𝖎𝖈𝖙𝖎𝖔𝖓 𝖉𝖊 "𝕰𝖑 𝕻𝖗𝖎𝖓𝖈𝖎𝖕𝖊 𝕮𝖗𝖚𝖊𝖑" ●
• Eira Freire es la novia de aquel chico de cabellos negros, el cual es catalogado como "El Principe Cruel". Siendo parte mortal, adorada por muchos y envidiada por quien podría ser su...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
°Eira's POV°
Luego de curar a Jude, solo entré a mi casa a paso lento, viendo la oscuridad que prevalecía dentro de ella pero a pesar de eso veo bien, se que pronto amanecerá y dormiré tranquilamente el resto del día.
Al entrar a mi habitación, veo a Cardan hecho un ovillo entre mis sábanas y levanta un poco la cabeza para ver quien entró.
—Volví, lo siento si tarde.
Solo me senté en la orilla, quitándome los zapatos que llevaba y suspiré mientras colocaba mi cara entre mis manos.
Me siento confundida, siento que hago algo malo al ayudar a Jude.
—Eira, ¿Estás bien? —me pregunta Cardan mientras se arrastra sobre la cama para sentarse a mi lado.
—No lo sé, me siento rara, creo que en el fondo, no quiero ayudarla, me pone nerviosa estar al lado de ella, siento como que en cualquier momento puede clavarme un puñal en la garganta, con solo ver sus ojos, se lo que siente, se que se siente inferior pero se que puede traicionar a cualquiera en cualquier momento.
—Oye, solo es una mortal, no te pasará nada.
—Además, me pone nerviosa el hecho que la veas tanto, por un momento he pensado que tal vez tu odio hacia ella es algo más, no te empeñas en molestar a Taryn como lo haces con ella. —admití en un hilo de voz y en el fondo de mi corazón, esperaba un abrazo de su parte y un chiste sarcástico sobre mis sentimientos tontos.
Pero ese abrazo y esa broma nunca llegaron.
—¿Qué insinúas, Eira? ¿Crees que me gusta?
—Si, justo eso estoy insinuando. —levante mi rostro para verlo fijamente. —Cardan, mírame a los ojos y dime que no sientes algo así.
Escuche un gruñido molesto de su parte y vi como sus labios se volvieron una línea muy tensa. Veía fijamente mis ojos y paso una mano por su cabello luego de un rato.
—Sabes que en el futuro nos casaremos, ¿Verdad? Estaremos juntos toda la eternidad o hasta que decidamos ir a la tierra prometida.
Y así, supe que evitaba responderme.
Los feéricos no pueden mentir por lo tanto, muchas veces suelen evitar decir la verdad y endulzar sus palabras con lo que quieres oír.
Siempre he sabido mentir, aunque nunca lo he admitido en voz alta, siempre he intentado parecer que digo la verdad, aunque le mienta descaradamente al mundo.
