Sobre el hecho de que conquisté al Señor Oscuro[HP]

Capitulo 1

Ciudad. Londres, mirando a su alrededor, es una ciudad plateada.

La nieve que volaba en el cielo se precipitó hacia el cuello de Carlo junto con el viento frío, haciendo que el niño estornudara levemente por el frío. De repente, un par de manos se estiraron, evitando con cuidado su piel expuesta, y envolvieron con más fuerza la bufanda raída alrededor de su cuello.

“Ten cuidado Carlo, no pases frío. Sabes que ahora no es momento de estar enfermo" dijo la mujer de cabello castaño con tono de reproche.

La mujer es muggle, su piel es de color amarillo oscuro y cada arruga de su rostro está llena de rastros del tiempo, desde la frente hasta las comisuras de los ojos, subiendo hasta la barbilla, como un camino embarrado.

El chico de cabello plateado miró a la mujer cansada, la confusión brillaba en sus vidriosos ojos azules. Luego bajó la cabeza fingiendo ser obediente, ocultando las emociones en sus ojos y simplemente respondió en voz baja"Entiendo.”

Las botas baratas de piel sintética son pesadas y gotean, lo que puede resultar desagradable. Carlo estaba siendo conducido y caminaba sobre la nieve paso a paso, se sentía como una vaca con los ojos vendados, sin saber adónde iba.  Estaba mareado y tenía las piernas débiles, sólo el dolor punzante en la frente lo mantenía despierto.

¿Dónde? ¿No acabo de bajar de la arena de duelo?

¿Quién es esta mujer?

¿Adónde me lleva?

Muchas preguntas no pudieron resolverse y el prefecto de Ravenclaw obviamente tenía dificultades para comprender la situación actual.

Ganó esa ronda, no puede ser que Avada lo haya cegado.

¿Aparición?, no... ¿O un sueño?

El prefecto intentó usar su siempre inteligente cerebro para pensar, pero su cerebro parecía estar oxidado, después de mucho esfuerzo recordó todos los hechizos que había visto, para luego eliminarlos y filtrarlos. Pero fue inútil, no hubo respuesta.

El hechizo a prueba de agua y humedad dio vueltas alrededor de su boca por un tiempo, movió ligeramente las yemas de sus dedos se crisparon cuando buscó su varita, pero su empuñadura estaba inesperadamente vacía.

Carlo se sobresaltó y tardíamente recordó que había viajado en el tiempo, incluso su bata se había convertido en una chaqueta sin mangas con agujeros y su altura se había reducido en más de 20 centímetros. Así que ¿cómo podía esperar que su buen compañero se quedará en el mismo sitio?

Lástima. Aún no había aprendido magia sin varita, y sin una varita que lo guiara, Carlo no podía estar seguro de que la pura fuerza de su magia no fuera una carga para su ahora debilitado cuerpo. Nunca hacía nada de lo que no estuviera seguro.

Carlo miró hacia arriba y vio que el cielo en Londres estaba oscuro y que la mayoría de los edificios circundantes eran fábricas, pero no salía humo.

Qué extraño, ¿hay tantas fábricas en Londres?

No había peatones en esta calle y las tiendas estaban todas cerradas, de vez en cuando pasaba junto a él un vagabundo desnudo.  Cuando pasaron por el bote de basura en la esquina del callejón, Carlo vio un gato negro flaco saliendo de él, ronroneando débilmente con un par de penetrantes ojos verdes.

Era extraño.

Carlo frunció el ceño, temía que el viento y la nieve le entraran en la boca, por lo que solo pudo preguntarle a la mujer en voz baja "Disculpe, ¿a dónde vamos?" Después de hablar, no pudo evitar toser.

El niño no podía soportar semejante problema, sabía que tenía un signo de fiebre.

La mujer lo miró y luego se alejó apresuradamente como si no se atreviera a mirarlo"Vamos al orfanato Wool... Lo siento, niño, la tía no puede permitirse el lujo de mantenerte. La economía está muy mal ahora. Es una recesión, verás, si vas a vivir a un orfanato Wool, al menos todavía puedes beber gachas calientes subsidiadas por el gobierno todos los días. Si no fuera porque la ayuda alimentaria es cada vez menor, la tía tampoco querría... “Suspiró "Afortunadamente, la señora Cole del orfanato Wool es una buena persona.Tenía cierta amistad con ella cuando estábamos en el convento. Aunque tiene mal carácter entre semana, pero es muy devota de su fe en Dios, no tiene mal corazón. La señora Cole ha prometido cuidarte,  yo la creo, Carlo y tú crees a tu tía,¿verdad? Vendré a buscarte en primavera.”