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El nudo que Margaery notaba en el estómago se apretó aún más.
—Quédate aquí —había dicho Morgana, que había prometido quedarse con Margaery—. No te muevas, Mary. No hagas nada.
Margaery había comenzado a leer las etiquetas de todas las esferas que estaban a su alrededor en silencio:
V.G.P. a V.A.P.
Aemma y Aemmond Pendragon
M.V.P. a A.U.P.
(?) Alyssane Potter y Alexander Pendragon
Kilgharrah a M.E
Alyssane Potter
Kilgharrah a Miembros de la Antigua Religión
Merlín Emrys
M.E a V.A.P
Viserys y Visenya Pendragon
A.U.P a M.E
Desconocido
Kilgharrah a Miembros de la Antigua Religión
Arthur Pendragon
Arthur Pendragon
Caída del Dragón (Dinastía Pendragon)
M.M.P a A.U.P. II
Revolución de los Días de Nieve (Alexander y Arthur IX)
Kilgharrah a Miembros de la Antigua Religión
(?) RhaellaGalahad, Alessia Pendragon, Margaery Potter y (min.) dos individuos más
—¿Qué son éstas...? —preguntó en un susurro.
—¡Accioprof...! —un grito seguido de otro («¡Protego!») la despertaron—. ¡Vaya, el pequeño Potter sabe jugar! Muy bien, pues entonces...
—¡TE HE DICHO QUE NO! —le gritó otra voz—. ¡Si la rompes...!
—¿Vamos a tener que aplicarte nuestros métodos de persuasión? —preguntó la misma voz de antes—. Como quieras. Coged a Su Traidora Majestad —ordenó a los mortífagos que tenía detrás—. Que vea cómo torturamos a su amiguita. Ya me encargo yo.