BIG BAD WOLF

CUATRO

—Tu uniforme está arriba de la lavadora, lo puse a lavar para que no tuvieras que ir tan temprano y todavía salir al frío— JooHyun apenas entró a la cocina y asintió, viendo a SeulGi poner comida en un plato metálico con tapa, carraspeando— no sé si estás acostumbrada a desayunar y a tener merienda en el trabajo, pero te hice el desayuno y... la merienda.

—Es muy amable de tu parte, SeulGi— una sonrisa por parte de la oficial, que se gana otra de la leñadora, ambas carraspean, intentando hablar, pero logrando que se interrumpieran al mismo tiempo— tú primero...

—No, tú primero, yo iba a tomar soda— la botella de Coca Cola fue a los labios de la pelinegra, y JooHyun asintió.

—No dormimos juntas, no te sentí en toda la noche— sus orejas rojas al tomar el té hizo a la otra sonreír, pero asintió.

—Cuando volvimos anoche del bar te tiré al suelo y nos quedamos dormidas ahí, me levanté y te cambié para acostarte en mi cama, yo dormí en el sillón, sería incómodo si hubiera dormido contigo.

Gracias por omitir la parte de su platica emocional y cursi. La  asintió repetidas veces, de nuevo, y volteó a ver su pijama. Una camisa con un logo que a ese punto se hacía perdido y un pantalón de cuadros, algo familiar, parecida a la suya...
Había olvidado que SeulGi le había pegado ese tipo de pijama cuando durmieron juntas por primera vez. Relamió sus labios.

—Gracias por el desayuno y la ropa... yo...yo iré a bañarme para ir al trabajo— así que así se sentiría una vida junto a SeulGi, pero no dormiría en esa cama sola.

Despertaría sintiendo un calor a su lado, caminaría para encontrarse a la menor haciendo un desayuno y se acercaría a abrazarla y besarla, escucharía los alimentos cocinarse, el fuego consumirse en la chimenea que está estratégicamente ubicada en la sala, algo cómodo, de ellas.

Tal vez en otra vida.10

La otra sólo la miró, y caminó a ella—primero desayuna y luego dúchate, se te enfriará—JooHyun asintió, pareciendo que eso era lo que esperaba para sentarse y comenzar a devorar el desayuno. Una calidez, que sentía en ese momento.

SeulGi la miró fija comer, cosa que notó la mayor y la vio—¿No desayunarás?

—Ya lo hice, antes de que despertaras fui a ejercitarme y volví por el desayuno, de una vez te lo hice— JooHyun la vio fija, notando ojeras que colgaban de forma dolorosa debajo de sus ojos, y frunció su ceño.

SeulGi siempre había tenido esas ojeras, hasta se le hacían lindas, pero ahora verlas, casi oscuras y llegando al rojo... por qué se veía tan bien, tan ardiente... JooHyun se paró y camino a ella, viéndola de más cerca, haciendo temblar a la otra por la repentina cercanía. Carraspeó.

—¿No tuviste una buena noche?

—Nunca he tenido buenas noches, pero deja eso... ya acabaste de desayunar, la regadera se abre con las llaves, la caliente es la de la izquierda, creo que no necesitarás la fría porque siempre te bañas con agua hirviendo.

—Me conoces— rió, pero la otra sólo la vio, haciendo una pequeña mueca mordiendo sus labios.

De repente la sonrisa se le quitó, pero la otra mostró una media, imperceptible.

—Lo hacía.

Sí, habían pasado los años, una década, exacta. JooHyun no protestó y caminó al baño pero unos pasos la detuvieron. SeulGi detrás de ella, apoyándose en la pared por la repentina vuelta de la otra para verla, y habló nerviosa.

—Pero, bueno... sería algo lindo que me dejes volver a conocerte—rascaba su nuca nerviosa, relamía sus labios, y el sonrojo se apoderó de su piel, haciéndola ver tierna. Hasta había abierto sus ojos de esa forma linda, logrando que JooHyun sonriera.

—También sería lindo para mi—SeulGi sonrió, carraspeó, y asintió repetidas veces. Se atrevió a hablar.

—Si quieres puedo llevarte al trabajo, tengo entendido que ayer dejaste la patrulla en el precinto, puedo llevarte...— asintió, ganándose una sonrisa victoriosa de la otra.

Esas ojeras casi se eliminan por la sonrisa victoriosa de la otra, una verdadera, una linda. Seguía siendo ella, sólo que, más madura.
Su vista viajó a esa camisa que ahora, le quedaba apretada de los brazos.

Sí, demasiado madura, tanto que si no fuera porque un baño las separaba, que se sentía demasiado tímida, se habría lanzado a ella a darle por lo menos un abrazo.
Sólo miró el suelo, cerrando la puerta, y en cuanto lo hizo, escuchó un lindo chillido.

Ahí seguía SeulGi, pero se negó repetidas veces. Era SeulGi, una nueva versión, madura, o eso esperaba de la chica que se tomaba una Coca Cola a las 6 am.
Rio, negando, y comenzó a girar sólo la llave izquierda para meterse a bañar...

No tenía nada de malo llevarse esa camisa con olor a madera, humo, con olor a SeulGi para olerla, sólo un poco, ¿verdad? y tampoco tenía nada de malo llevar su mano a su centro para tocarse mientras pensaba que era la mano de la otra, que el vapor del agua que la abrazaba era el calor de SeulGi, que su pulgar atrape su clítoris de esa forma, que lo acaricie como sólo ella sabe.

JooHyun comenzó a respirar de forma pesada mientras se atrevió a meter un dedo dentro de ella, lanzando un gemido, y cerró sus ojos.
No tenía nada de malo... o no sabía, sólo sabía que comenzó a oler esa camisa y de la nada, aunque totalmente llena y consciente, comenzó a masturbarse, gimiendo el nombre de SeulGi que era ahogado por la prenda en su nariz y boca.

Iba a enloquecer, demasiado, iba a enloquecer si volvía a pensar de esa forma... lavó su mano, la secó con una toalla que estaba por ahí, y comenzó a doblar la camisa para ponerla en la taza.

Iba a salir, ponerse el uniforme, agradecer a SeulGi por la hospitalidad y dejar la camisa... en su mochila, para llevársela a casa y volver a oler, volver a sentir.

Y tener ese pensamiento la hizo sentir cobarde, porque estaba SeulGi seguramente merodeando nerviosa por su propia casa, tragando saliva, dispuesta a volver a lo que eran hace años, podía salir y besarla, podía salir y hacer el amor con ella de nuevo en la sala, pero era eso lo que la separaba.

Su propia cobardía.

Eso no quitaba que de todas formas se iba a llevar la camisa a escondidas para recordarla de forma dulce en la casa.
En cuanto se puso el shampoo de la otra, su jabón, mordió sus labios.

'Dios, ¿Por qué hiciste que ese ser humano fuera como el vino?'