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Hoy ya era lunes, un hermoso lunes. ¿Por qué? Porque hoy iba a médico.

¿Quién se alegra por ir a un médico? Pues yo, porque podré sacarme la duda si estoy embarazada o no.

¿Andrew? Que se joda Andrew. Bueno, a lo mejor que no se joda tanto, porque necesitaré a Andrew en esto.

***

-¿Nerea Beckett?- me llamo la Doctora y yo me levanté de mi silla. ¡Que nerviosa estoy!, hace como una hora me habían hecho exámenes de sangre para poder sacarme de todas las dudas.

-¿Y? ¿Cómo salió?- le digo a la doctora a la vez que tomaba asiento.

-No lo sé, porque cuando te llame, recién habían llegado los papeles. Pero ahora los leo y te informo- yo asentí mientras ella abría los papeles. Leía sin ninguna expresión en su rostro haciendo que mis nervios y ansiedad aumentara.- ¡Felicidades señora Beckett! Esta de un mes.- termino de hablar y entre en un especie de shock, ¡Seré madre!

Ya saliendo del consultorio, toqué mi abdomen y una sonrisa se formó en mi rostro, dentro de ocho meses tendría una hermosa criatura entre mis brazos. Mientras caminaba para la casa, pase por fuera de una heladería y la boca se me hizo agua. Quería un rico helado de frutilla

Ya con mi helado, fui feliz a la casa. Ojala y Andrew esté igual de feliz que yo.

Veinte para las doce y Andrew aun ni aparecía por la casa. Resignada de que nada cambiara, me cambie y me fui a la cama.

Pensando y pensando no le diría que estoy esperando bebé. Si se da cuenta de algo, bien. Pero si no está en casa y llega bañado en perfume de mujer que no es el mío, que se joda.

(...)

1:30 am.

"Andrew, ¿estás bien?"

1:45 am

"¿Dónde estás, mi amor?"

"Me tienes preocupada"

2:30 am

"Andrew, por favor responde mis mensajes"

3:00 am

"Amor, me tienes muy preocupada."

3:50 am

"Por favor, respóndeme"

(...)

Un fuerte ruido me despertó, haciendo que me levantara muy rápido, trayendo con ello un mareo. Toqué mi cabeza y un "ya pasara" salió de mis labios en forma de susurro y bajé a ver que era ese ruido.

-Hola mi amor- dice un no sé si borracho Andrew.

-¿Qué haces llegando a esta hora?- digo con una mano en mi cintura, él suelta un tonta risa.

-Es que se me fue...- dice con un niño chico y yo lo miro con desaprobación. Todo el día de ayer fuera y viene llegando a las... ¡Las 12:30!

-¡Son las 12:30 del mediodía, Andrew!- le digo ya levantando la voz.

-No te pongas pesada.- termina de decir con una mirada de desprecio y se va a la habitación.

Andrew, oh querido Andrew. A veces mis ganas son de puro matarte.

-¿Qué dijiste, Nerea?- dice mirándome aún más feo. Oh mierda, ¿lo dije en voz alta?

-Eh, ¿nada?- digo titubeando.

-Yo solo digo, que el sentimiento es mutuo.- Esperen, esperen, ¿Acaba de decir que le causo ganas de matarme? Respira Nerea Respira.

Yo asiento y me voy al sillón. Nerea, no llores.

Luego de un rato, él muy... se atreve a volver hacer la pregunta más tonto, ¡ARG!

- Me haces de almorzar, gracias.- dice y se da la media vuelta para irse. Y queda claro que eso no fui una jodida pregunta.

-Eh, no quiero.- me acomodo más al cómodo sillón y mi mirada se dirige al televisor apagado.

-¿Cómo dices?- yo no volteo mi mirada- ¡Mírame!

-No se me antoja, tu tienes dos manos. De lo más bien lograras hacerlo solo.- le digo y me levanto del sillón.

-¿Adónde vas?- yo me rio irónicamente.

-¿Ahora te importa? Muy gracioso.- lo miro mal y me dirijo al cuarto.

-¡Oh no! tú no vas a ningún lugar- su voz toma un tono dominante.- ¡Me haces de almorzar, eres mi esposa!- yo suelto una carcajada.

-No es mi obligación hacerte las cosas, no eres tan inútil.- le digo y su mirada no tiene ninguna emoción- ¿O sí?- ladeo mi cabeza y me vuelvo a reír cosa que lo hace enfurecer más.- Yo me voy.

Me doy la vuelta para irme y él toma bruscamente mi brazo.

-Hey, ¡Suéltame!- zamarreo mi brazo para que lo libere pero su agarre se hace más fuerte y su mirada más oscura. Lo que hace que me entre temor, ¡Temor de mi marido!- ¿Qué? ¿Me vas a golpear por no hacerte un plato de comida?- no sé de donde carajos salió eso, pero bueno.- Porque si es así, vamos. Atrévete, porque no lo haré.- su mirada tiene una pizca de arrepentimiento y su agarre se fue soltando hasta soltarme.

-Yo...- No, ni se te ocurra hablar, Andrew.

-¡Oh no! No me vengas con arrepentimiento, porque me canse, ¡Me canse de tu mierda!- le grito y lo empujo un poco.- ¡De que siempre trates de solucionarlo todo con esa mirada!- enojada me retiro del pasillo y me voy al cuarto.

-¡Nerea!- golpeo la puerta y me fijé que este bien puesto el seguro.

-¡Puedes irte bien lejos, Andrew! Porque no deseo verte.

Con eso último, él dejo de golpear la puerta. Y el portazo de la entrada principal se hizo presente. Él se había ido.

Ni la primera, ni la ultima. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora