Capítulo 3

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La camioneta se estacionó frente a la entrada de la casona. Una camioneta lujosa, capaz de llamar la atención muy fácilmente. El guarda, un hombre mayor, habló a través del parlante frente al portón.

- ¿Cuál es el motivo de su visita? - preguntó con una vez ronca, profunda, se notaba la edad en ella. La voz de la camioneta, una voz un poco más joven, pero no tanto. Era mandona, egocéntrica.
- Vengo a ver a mis hijos, quienquiera que seas, más te vale abrir esa reja ahora. - El guarda sintió nervios, reconoció esa voz. El padre de los chicos, el famoso actor y productor, Christian Foster. Abrió el portón con prisa y la camioneta entró. Christian manejó por la vereda de la mansión, observando todo.

- Supongo que el gusto marchito de Charlie cambió, ¿eh? Al menos mejoró. - la camioneta se estacionó frente a la entrada.
La señora McAllister abrió la puerta, preguntándose quién era. La camioneta no era de Charlotte, y no sabía cómo podrían haberla dejado entrar. Cuando Christian bajó de la camioneta, la señora McAllister sintió una mezcla de emociones. Euforia, asombro y quizás miedo, nunca creyó ver a un actor tan aclamado como él, pero al mismo tiempo recordaba perfectamente todas las contiendas entre él y su patrona. Ella caminó con prisa hacia él.

- ¡S-Señor Foster! ¿Cuál es el motivo de su visita? - Christian apenas la miró, tenía un objetivo, y estaba dispuesto a cumplirlo sin interrupciones. Era un hombre perfeccionista, y quería ir todo a su alrededor lo fuera.

- Vengo a ver a mis hijos, el juez dejó en claro que yo podía visitarlos. En la camioneta hay regalos, quiero que tú y quienes sean tus compañeras, los lleven a sus respectivos cuartos. Hay instrucciones en ellos, los quiero perfectamente acomodados como quiero. - él la miró a los ojos, a pesar de no ser muy alto, tenía una mirada severa. Él continuó su oración.

- Sin errores... O me las arreglaré para que ustedes se queden en la calle, ¿Entendido? - la señora McAllister tembló, y asintió impulsivamente. Llamó a las demás empleadas de la casa y se dirigieron a la camioneta, luego de un minuto o dos, Christian habló de nuevo.

- ¿Dónde están mis hijos? - la señora McAllister tragó saliva, y habló temblorosamente.

- La joven Starla no se encuentra, el joven Alexander está en el campo de golf personal de la señora Hamilton. Necesita... ¿Que lo guíe allí? - Christian cruzó los brazos, alzó la frente y la miró.
- Solo dime dónde está ese lugar. No me voy a perder en la casota de mi ex esposa. - la señora McAllister tragó saliva nuevamente, y apuntó en una dirección. Christian caminó, dejándola a ella a cargo de los regalos.

★ ★ ★

- ¡Hola, soy Star! Si estás escuchando esto es porque no puedo contestarte. ¡Deja tu mensaje después del beep! - el pitido sonó, la contestadora de nuevo, y terminó colgando. Alex se mordió el labio y estornudó, lo que significaba que su hermana lo hizo.

- ¡¿Estás en un lugar con polvo?! - gruñó y miró alrededor. Ya había completado el campo de golf más veces de las que podría contar con sus dedos. Y estaba empezando a aburrirse, no veía a Star desde la noche y estaba empezando a preocuparle. Quizás estaba exagerando, pero no quería que se notara. Volvió a marcar el número y antes de iniciar, una mano tocó su hombro.

- ¿Qué está haciendo mi campeón? - Alex volteó frenéticamente, si, su padre. Respiró profundamente y guardó el celular.

- Papá, no hagas eso. Estuvo a punto de golpearte con un palo de golf. - Alex se cruzó de brazos, Christian se rió sarcásticamente.

- Calmado, ¿Cómo han estado, pulgas desastrosas? - sonrió, no era un apodo que tuviese como objetivo como ofender, pero a Alex le desagradaba demasiado por algún motivo, quizás era ser un poco más bajito que su hermana, y ser el menor por unos minutos durante el parto.

Five Nights at Freddy's: Security Breach - DebuiltedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora