Lunes 20 de mayo
00:05 am
-Arián... -susurré, la incredulidad atrapada en mis labios mientras giraba en mi lugar y veía a la persona que se encontraba en el umbral de la puerta.
El rostro de Arián se reveló al retirar la capucha que lo cubría, y sus ojos destilaron una frialdad que rompía la imagen que tenía de él. Retrocedí, asimilando la verdad impactante. Las conexiones familiares y amistosas se desentrañaban ante mí.
-Sabía que tarde o temprano ibas a venir acá, Selena -dijo Arián, con una sonrisa retorcida plasmada en su rostro.
Mis pies retrocedieron, el hermano de mi amiga, había sido la sombra detrás de todo.
-¿Por qué, Arián?, ¿por qué harías algo así? -pregunté, luchando por comprender.
La risa desquiciada de Arián llenó la habitación. La traición y el dolor se manifestaban en cada palabra, mientras yo me enfrentaba a un enemigo que conocía más de lo que deseaba.
La confrontación entre nosotros desencadenó revelaciones que resonarían mucho después de ese oscuro encuentro. La amistad se desmoronaba, y la sombra del peligro se proyectaba en formas inesperadas.
La verdad emergió de sus labios en una narrativa tortuosa que se entrelazaba con la tragedia de Sabrina y la obsesión enfermiza que nació de ese dolor.
-Arián, ¿por qué? -pregunté con la voz convertida en un hilo fino y con las lágrimas queriendo escaparse de mis ojos. Pero las palabras eran insuficientes para expresar la complejidad de la situación.
Con cada respuesta, entendí cómo su amor no correspondido por Sabrina lo había sumido en un abismo oscuro. Y la noche en que Sabrina confrontó sus sentimientos, él, cegado por la desesperación, cometió un acto irreparable. Un par de años después, esa obsesión desviada se volcó hacia mí, la hermana de Sabrina, en una espiral de control y protección distorsionados.
Sus palabras eran un eco ominoso de una tragedia que nunca imaginé. Arián confesó su amor enfermizo, su deseo distorsionado de protegerme, y cómo esa obsesión lo llevó a intentar alejarme de mis amigos, a quienes consideraba una mala influencia.
La sala se llenó de un silencio pesado mientras absorbía la verdad cruda de su confesión. La oscuridad de su historia se extendía ante mí, y yo, atrapada en este torbellino de revelaciones, enfrentaba la complejidad de una terrible enfermedad y las sombras que lo habían engendrado.
-Pero, ¿Cómo la conociste si no siempre vivimos acá?
-Bueno, viajé a tu antigua ciudad y un día la vi, era perfecta, y tenía que ser mía. La llené de regalos, de mi amor, y me rechazó, se mudó a otro lugar. -sonrió de tal manera que quise salir corriendo-. No sabes la sorpresa que fue encontrarla un día en la escuela, ver que estaba en el mismo pequeño pueblo que yo, fue el destino, y ella no lo sabía, no, claro que no, la maldita ni siquiera sabía quién era yo, nunca me aceptó. Y acá estamos. Y vos tampoco me aceptas. Lo queres a él. Sos igual a tu hermana.
Cada oración que escuchaba tenía menos sentido que la anterior.
- ¿Qué hay de Santiago, en donde entra el?
-Él no entra en esta ecuación. Ustedes sacaron conclusiones sobre él, pero todas son incorrectas, solo aproveché sus teorías a mi favor. Da la casualidad que el tuvo que irse a visitar a unos amigos de otra ciudad estos días.
-Mataste a mis amigos..., ¡a los amigos de tu hermana! ¿No pensaste en ella?, ¿En cómo esto afectará a Alex?
-Mi hermana, ella lo entenderá. Va a entender porque soy su querido hermano mayor, siempre se ha preocupado por mi, es un ser puro. Y le hice un favor al sacar de su vida a esos niños caprichosos.
-Va a odiarte. Todos van a hacerlo.
-Nunca se enteraran, querida Selena.
Y ahí entendí que mi destino sería el mismo que el de mi hermana, y peor aún, el de Belén también, si no salía ya mismo de ese lugar.
De repente, Arián se lanzó hacia mí con determinación, y el pánico se apoderó de mis sentidos. Intenté retroceder, pero la habitación se cerró a mi alrededor. Arián, impulsado por una fuerza que parecía ir más allá de la razón, intentó hacerme daño, sus manos aferrándose a mi cuerpo con ferocidad.
El miedo se apoderó de mí, pero la adrenalina también me impulsó a luchar por mi supervivencia. En ese caos de emociones, instintivamente luché contra él, forcejeando para liberarme de su agarre. Cada movimiento era una batalla desesperada por la vida, mientras la realidad se desdibujaba en un torbellino de violencia y confusión.
La lucha en la oscura habitación se convirtió en un enfrentamiento de fuerzas opuestas, y mi única certeza era la urgencia de escapar de ese momento aterrador. El destino pendía en un delicado equilibrio mientras luchaba por mi vida en un lugar que alguna vez consideré seguro.
En medio de la oscuridad y el caos, mis movimientos se volvieron frenéticos, impulsados por el instinto de supervivencia. Retrocedí, buscando desesperadamente una ruta de escape en la penumbra de la habitación. Arián, envuelto en una furia que parecía trascender sus propias razones, continuaba persiguiéndome con una determinación aterradora.
La lucha se prolongó, cada uno de nosotros atrapado en un enfrentamiento que no solo era físico, sino también una batalla contra las sombras que envolvían su mente. Cada rincón de la habitación se convirtió en un campo de batalla, donde el sonido del forcejeo resonaba como un eco inquietante.
En un momento de desesperación, mi mano se cerró sobre un objeto cercano. Sin pensarlo, lo utilicé como un medio para defenderme, golpeando a Arián con la esperanza de ganar un respiro. La sorpresa momentánea le dio a mis pies la oportunidad de llevarme hacia la salida, y escapé de la oscura habitación, dejando atrás el tumulto de la lucha.
Esperaba que me siguiera, recé para que lo hiciera, para mantenerlo alejado de Belén.
La frialdad del pasillo contrastaba con la intensidad de la confrontación que acababa de ocurrir. Mis pulmones ansiaban el aire fresco mientras corría, buscando refugio y ayuda. La realidad se mezclaba con el temor, y mi mente luchaba por comprender la traición de alguien que alguna vez había sido cercano.
El sonido de mis pasos resonaba en el pasillo, cada uno marcando la urgencia de un escape necesario. La noche, antes tranquila, ahora estaba impregnada de peligro y revelaciones que transformaron la seguridad de mi mundo en una frágil ilusión.
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No Mires Hacia Atrás #PGP2024
Misterio / SuspensoUn pueblo. Una familia nueva en él. Una hermana desaparecida. Y siete años después, muchas preguntas sin responder. Y si miras hacia atrás, hay algo queriendo salir a la luz. Todos los derechos están reservados, no permito ninguna copia o adaptación...