Capítulo 39

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Capítulo 39

23:30 pm

Ya estaba acostada, toda la tarde y noche estuve pensando en dónde estaría Belén. Sabes donde encontrarme, esas fueron las palabras que me dijo él, pero...

No, sí, era una opción.

Me senté de golpe en la cama cuando me di cuenta del único lugar donde podría estar.

Lo sabía, toda la tarde lo supe. Dentro mío, en mi corazón, durante todo el día lo había sabido.

Supongo que tiene sentido que esté ahí, en ese lugar enterró a mi hermana.

Nuestra casa.

Me levanté de la cama con mucho cuidado y tratando de no hacer ruido, cambié mi pijama por ropa más cómoda, mis manos no dejaron de temblar en ningún momento, ni cuando me puse los jeans, o el suéter y las zapatillas, ni cuando agarré con mucho cuidado un abrigo colgado en el perchero junto a mi puerta. Y una vez lista me quedé parada en el medio de mi habitación analizando lo que estaba a punto de hacer.

Abrí la ventana lo más lento que me fue posible y después de observar hacia donde estaban los policías salí con mucho cuidado.

Una vez que estuve afuera me puse el cuerpo en tierra y así fui deslizándome hacia la vereda, gracias a Dios nadie me vio.

Continúe hasta la vereda del vecino de al lado y al llegar al otro extremo, donde me encontraba a más de veinte metros de mi casa, lentamente me paré, para continuar caminando sin hacer ruido hasta la próxima casa, siempre pegada a las rejas y así seguí hasta que creí prudente dejar de hacerlo, ya que nadie me vería.

Lo que estaba haciendo podría salir muy mal, pero tenía que intentarlo. No es que los demás supieran cómo resolver lo que estaba pasando, yo tampoco, pero quedarme quieta era una condena para mi.

Caminé durante varios varios minutos y al doblar la esquina que me llevaría hacia mi destino, me detuve. Mi respiración se encontraba tan agitada que tuve que tocarme el pecho para tratar de regularizarla.

Respire profundo y me convencí a mi misma de que lo que estaba haciendo era necesario, tenía que ayudar a mi amiga.

No podía dejar que terminara como Cata, o Theo, o Sabrina.

Belén era mi hermana, ella lo era, no podía perder otra más.

Cuando estuve frente al camino en donde encontraron el cuerpo de Sabrina quise detenerme, pero use todo el control que tenía para no hacerlo y desplomarme ahí mismo.

Seguí adelante. Me obligué a dar un paso, luego otro y otro.

Y de pronto lo único que me separaba de él era una puerta.

Él estaba ahí adentro.

Me acerqué despacio y una vez cerca pude apreciar que la puerta estaba entreabierta. Alrededor todo estaba oscuro, lo poco que se veía era gracias a la luz de la luna.

Tragándome las ganas de llorar la abrí un poco mas tratado de no hacer ruido y puse un pie dentro de la casa a la que nos habíamos mudado siete años atrás, con grandes expectativas sobre nuestra vida en ese pequeño pueblo, expectativas que se derrumbaron el día que ese psicópata decidió arruinarnos la existencia.

Una vez dentro me di cuenta de que el interior había cambiado, ya que los últimos dueños habían pintado todo de otro color antes de volver a mudarse y a la vista tampoco había ningún mueble.

Y no tan lejos puedo observar la misma escalera por la que bajé luego de que lo hicieran mis padres, cuando me desperté aquella noche al escuchar el grito de mi hermana. Y de algún modo también lo supe, donde estaría Belén.

Avancé con cautela por los oscuros pasillos de la antigua casa, donde la única luz provenía de la linterna del celular que temblaba en mi mano. El silencio era opresivo, interrumpido solo por el crujir de las tablas bajo mis pies.

Comencé a subir las escaleras una por una agarrando con fuerza la barandilla.

Había sombras por todos lados, y sentía miedo, esa es la verdad, estaba temblando hasta por los codos.

Una vez arriba fui a la habitación que en algún momento le perteneció a Sabrina.

Tomé aire y abrí la puerta.

Al principio no vi nada hasta que mis ojos se dirigieron hacia donde apuntaba con la linterna al fondo de la habitación, allí estaba, pude observar una figura en el suelo. Mediana, como de mi tamaño. Y no pude frenar el sollozo que escapó desde lo más profundo de mi garganta.

- ¿Belu? -susurré y atravesé la habitación corriendo hacia el bulto en la oscuridad.

No hizo falta que estuviera sobre ella para saber que sí era ella, a pesar de la oscuridad rápidamente pude distinguir su cabello tan peculiar.

Tenía los ojos cerrados y un golpe en la mejilla.

-Belu -la llamé, pero no abrió los ojos ni se movió. Observé sus muñecas, estaban atadas con una soga.

Traté de tomarle el pulso, y sí, no se como lo hice pero pude, y estaba viva.

- Belu, Belu, vamos. Tenemos que irnos. Te prometo que te voy a sacar.

-Hola, Selena -Mi corazón se detuvo cuando escuché esas palabras. Estaba detrás de mí. Conocía esa voz, la conocía muy bien.

Pero no era la voz de Santiago.





✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
No es la voz de Santiago dice... ¿entonces de quién? y ¿por qué?

No Mires Hacia Atrás #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora