Capítulo 41

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La huida me condujo fuera de la oscura casa y hacia el aire fresco de la noche. Mi corazón seguía latiendo con fuerza, y el temor aún se aferraba a cada fibra de mi ser. Mientras corría por el camino que me conducía hacia la calle buscaba desesperadamente ayuda, tratando de poner distancia entre Arián y yo. La casa más cercana estaba a cien metros una vez saliera del camino.

La carrera me llevó hacia el final donde las luces de una patrulla de policía destellaban en la distancia. Arián, con su figura ominosa, seguía mis pasos, pero la proximidad de la policía me brindó un destello de esperanza. Mis piernas cansadas se movían con urgencia, y, finalmente, alcanzamos la iluminación de la patrulla.

-¡Deténganse! -ordenó la voz autoritaria de uno de los oficiales cuando nos vio llegar corriendo.

Con el alivio resonando en mi voz, señalé hacia Arián , quien estaba jadeando a mi lado, sorprendido por la aparición de los uniformados. En su empeño y ceguera por tenerme en sus brazos no había prestado atención a lo que nos rodeaba y no los vio llegar.

-¡Es él! ¡Es Arián! No es Santiago, es Arián quién está detrás de todo esto -grité, mis palabras cargadas de desesperación y verdad.

Los policías reaccionaron rápidamente, rodeando a Arián y sometiéndolo a la detención. Las luces de la patrulla iluminaban su rostro, revelando la máscara que ocultaba sus oscuros secretos. La confusión y la sorpresa se reflejaban en los ojos de él mientras era inmovilizado, y mi corazón latía con la mezcla de triunfo y horror.

-¿Arián ? -murmuré, asimilando la realidad de la traición.

Sus palabras ya no resonaban con justificación. El velo que ocultaba sus acciones se desgarraba, dejando al descubierto la verdad que había estado oculta en la sombra de su obsesión. Con la llegada de la policía, el oscuro capítulo que había amenazado con consumirme se desvanecía, pero las cicatrices de la experiencia iban a persistir mucho después de que las luces de la patrulla se desvanecieron en la distancia.

La calle quedó sumida en un silencio tenso después de la detención de Arián . Los destellos de las luces policiales pintaban una escena surrealista mientras los oficiales lo aseguraban y comenzaban a hacer preguntas sobre los eventos que habían llevado a este dramático enfrentamiento.

Mis emociones se entrelazaban en una maraña compleja: el alivio de haber escapado de la amenaza inminente, el impacto de la traición revelada y la incertidumbre sobre cómo sanarían las heridas causadas por esta oscura experiencia.

La voz de uno de los policías me arrancó de mi ensimismamiento.

-¿Estás bien, Selena? -era el comisario.

Asentí, incapaz de articular palabras en ese momento. La realidad parecía tambalearse mientras intentaba procesar la cadena de eventos que me había llevado a este punto. Arián, el amigo que una vez creí conocer, se había transformado en la sombra que acechaba mis días.

-Fue inteligente llamarnos antes de venir, pero venir..., fue completamente imprudente. Pero ya todo terminó.

-Terminó. -afirmé al mismo tiempo que mi mente se perdía en un abismo.

Mientras los policías continuaban con su trabajo, mi mirada se desvió hacia el horizonte nocturno. La luna brillaba en lo alto, testigo silencioso de los secretos y peligros que yacían ocultos en la oscuridad. La noche se extendía ante mí, llena de incertidumbre, pero también con la posibilidad de un nuevo comienzo después de esta tormenta.

No hacía otra cosa que estar parada, quieta, abrazándome a mí misma hasta que vi como Belén bajaba de una ambulancia y me hacía señas.

No había visto pasar al vehículo, así de perdida en un mundo oscuro había estado durante esos minutos. Fui corriendo hacia ella, estaba despierta, despeinada y con la máscara de pestañas corrida, pero estaba viva, y eso causó que soltara las lágrimas retenidas hasta el momento, mientras la abrazaba con fuerza, aliviada de que no tendría que ir a otro entierro de un ser amado.

Las horas que siguieron estuvieron marcadas por la presencia de la policía, las declaraciones y la necesidad de clarificar los eventos que llevaron a este desenlace. Arián fue llevado bajo custodia, y yo fui acompañada por los oficiales para brindar mi declaración formal y Belén, cuando al fin fuimos capaces de deshacer nuestro abrazo, fue llevada al hospital para verificar que estuviera bien.

Las luces parpadeantes de las patrullas coloreaban la noche con una mezcla de azules y rojos mientras la verdad emergía del oscuro entramado de mentiras. Cada palabra que compartía con los oficiales era un paso hacia la luz, un intento de dejar atrás la sombra que había envuelto mi vida.

Finalmente, cuando la declaración concluyó, me encontré de nuevo en la quietud de la noche. El silencio era interrumpido únicamente por el murmullo distante de las calles. Había llegado el momento de enfrentar la realidad, de cerrar este capítulo y empezar a reconstruir lo que Arián había intentado destruir.

Regresé a casa con la esperanza de dejar atrás la pesadilla. Pero aunque el culpable de todo el mal vivido estaba tras las rejas, sabía que las huellas de su obsesión dejarían marcas duraderas en mi vida. La sensación de seguridad se había quebrado, y la confianza, una vez sólida, necesitaría tiempo para sanar.

Los días que siguieron estuvieron impregnados de un esfuerzo consciente por restaurar la normalidad. La sombra de la experiencia traumática persistía, pero también emergía la fortaleza que encontramos en las adversidades. La comunidad, antes ajena a las amenazas acechantes, se unía en el esfuerzo de superar el miedo que se había instalado entre nosotros, en un pequeño pueblito de Buenos Aires.

La vida continuaba, pero no de la misma manera. Arián había dejado cicatrices profundas, pero también había avivado una llama de resistencia y determinación. Cada día, mientras enfrentaba los retos que se presentaban, recordaba que la oscuridad podía ser vencida con la luz de la verdad y la fortaleza de aquellos que se niegan a ser quebrantados por las sombras del pasado.



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Y después de tantos años la historia terminó.

No Mires Hacia Atrás #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora