¡¡Vamos al cerró!!

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Pasaron cinco días, desde que decidimos acampar en un cerró que no estaba tan lejos de donde vivimos.

Ya teníamos todo preparado: lo que íbamos a llevar para comer, mantas y dos casas para acampar que tenía Asa. Solo faltaba que Kobeni nos prestará su bochito.

—Por favor, Kobeni— le estaba suplicando Beam.

—Eehh, no-no sé— estaba tan nerviosa como de costumbre—, to-todavía no termino de pagarlo, ¿y si-si le pasa al-algo?

—No le va a pasar nada, ya me lo has prestado y no tiene ni un rasguño.

—Bu–bueno, cuídalo po–por favor.

—Si, luego nos vemos— nos despedimos y nos subimos al bichito.

•~~~~~•

Llegamos a la casa de Asa, Beam estaciono el bocho y nos bajamos.

—Mandale mensaje a Asa, dile que ya estamos afuera de su casa— le dije a Beam, ya que yo no tenía saldo –si, cosa de pobres–.

Aja— saco su teléfono y le mando el mensaje.

Esperamos como media hora y no salía—: Ya se tardó, iré a ver qué pasa, ¿no vienes, Denji?—me pregunto Beam.

—No, ve tú, yo me quedo aquí esperando.

Se fue y yo me fui a sentar a una banqueta que tenía por sus plantas, en lo que salían saque mi teléfono y me puse a jugar un juego donde tenías que hacer pizzas.

Pasaron un minutos y nada que salían, ya me había desesperado, no sé que diablos hacían para tardarse. Se supone que Asa ama la puntualidad y hoy justamente se le olvidó eso.

<<Mira quién habla él que se tarda cuando va a salir, pero cuando es él que está esperando, casi se muere, en fin la hipocresía>>

Mejor cállate, yo me tardo porque tengo muchas cosas que hacer... es por eso.

<<Si lo que digas>>

Pues si, porque yo siempre tengo la razón.

—Disculpa, ¿estás bien?— me preguntó alguien he hizo que saliera de mi divagación.

—Eeehh... yo... si, si estoy bien jejeje— respondí un tanto nervioso.

—¿Seguro? es que desde hace unos minutos te ví y pues estaban haciendo caras raras.

—Si, ya te dije que estoy bien— le volví a decir, no quería dar una mala impresión, aunque ya la había dado, tal vez piensa que estoy loco. Aunque él no se salva, he visto como se queda mirando y sonriendo, parace un PER-VER-TI-DO cómo en las películas que he visto.

—Oye, otra vez estás haciendo caras raras.

—No te pregunté, pero gracias por decirlo— me levanté para irme hasta donde estaba el bocho. Ya me había cansado de esperar y de que Yoshida me dijera que hacía caras raras.

—¿A dónde vas? perdón si te incomode, es que no soy muy bueno haciendo amigos — me dijo mientras se sonrojaba.

—Estas perdonado, pero si me vuelves a decir que hago "caras raras", jamás te vuelvo a hablar, ¿entendido?

El chalán • Yoshiden •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora