Capítulo 5

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El plan que Glenn ideó era extremadamente arriesgado. Él y Aitana irían a recoger las armas, mientras Daryl se quedaría en el callejón para cubrir su retaguardia. T-Dog y Rick estarían en otro callejón, listos para intervenir si las cosas se complicaron.

Todo transcurría según lo planeado. Aitana eliminó discretamente a unos caminantes en su camino hacia las armas. Cuando finalmente las recuperaron, regresaron al callejón para encontrarse con Daryl luchando contra unos hombres. Grimes agarró a Glenn y lo empujó hacia atrás, intentando protegerlo. Sin embargo, los hombres los avistaron y, en un abrir y cerrar de ojos, los capturaron y los metieron a la fuerza en un coche, dejando caer la bolsa de armas en el suelo antes de partir.

—¿Qué harán con nosotros? —susurró Glenn a Aitana, visiblemente asustado, mientras imaginaba las mil maneras en que podrían matarlos.

A pesar del miedo, se sentía algo más tranquilo sabiendo que su mejor amiga no se dejaría matar fácilmente ni permitiría que le hicieran daño a él.

—¿De qué están hablando ustedes dos? —gritó el hombre calvo, interrumpiendo sus pensamientos.

—¿A ti qué te importa, imbécil? —respondió Grimes, furiosa. El hombre calvo, aún más enojado, apuntó con su arma.

—Cállate o te mato ahora mismo y te lanzo a la carretera para que te coman los caminantes.

—Hazlo. No tienes huevos, tienes más cabeza que seguro que cojones —desafió, escupiéndole en la cara y recibiendo un puñetazo que casi le desprende los dientes. Se agachó, con la boca sangrando, mientras Glenn se preocupaba y le limpiaba la herida con un pañuelo con cuidado de no lastimarlo más.

Durante el trayecto, Aitana apoyó la cabeza en el hombro de su mejor amigo. Una vez llegaron, los hombres los arrojaron al suelo y los ataron con cinta adhesiva en la boca y las manos, propiciando patadas que casi los hicieron caer de nuevo.

Luego los llevaron a una habitación y cerraron la puerta. Aitana se sintió mareada y se golpeó la cabeza, causándole una pequeña brecha.

Más tarde, los sacaron de la habitación y los llevaron a la azotea, donde pudieron ver a Rick, Daryl y otro chico flaco abajo. Aitana y Glenn jadeaban agitadamente, mientras los hombres que los sostenían se reían al empujarlos, haciéndoles creer que los lanzan al vacío.

Poco después, los llevaron de vuelta a la habitación para esperar mientras los hombres recuperaban las armas. Una anciana de unos ochenta años los miró con curiosidad.

—¡Tenemos visita después de tanto tiempo! ¿Por qué están atados?

—Es un pequeño juego, abuela —respondieron, liberándose. La anciana tomó a los rehenes del brazo y los llevó a una residencia. Glenn miró a Aitana sorprendido y preocupado al ver sus labios hinchados y morados.

—Ven aquí, muchacha. Hay que ver esa herida —dijo la anciana, sentándose en una silla y llamando a uno de los cuidadores para que la revisara.

—Creo que no son tan malos como nos los habían pintado —comentó Glenn.

—Estoy de acuerdo contigo, Glenn. Quizás solo actúan así para proteger esto y a estas personas indefensas.

Ambos reflexionaron, sabiendo que llegar a los sesenta años o más era improbable en el mundo actual.

***

Uno de los hombres mayores tenía dificultades para respirar y necesitaba su inhalador. Los secuestrados observaron mientras recibía ayuda. Al escuchar pasos, vieron al resto del grupo acercándose.

The love of my life || Maggie GreeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora