Capítulo 1

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Todos se encontraban preparándose para seguir el camino, les quedaban 210 kilómetros por delante. Aitana se había alejado del grupo por las ganas que tenía de hacer sus cosas, la suerte de no ser una mujer completa es que puede hacer pis en cualquier parte sin la necesidad de tener un baño ni de agacharse y tener cuidado de no mojarse los pantalones. Al rato regresó y vió que la mayoría ya estaban subidos en los coches. Ella se iría con Glenn, Dale, Shane y Andrea. Con la rubia no había vuelto a hablar desde aquella noche en que tuvieron relaciones. Aitana se sentó en la cama y sacó su mochila con su libreta y bolígrafo, le quedaban muy pocas hojas, se había pasado dibujando y escribiendo todo el viaje.

Varios kilómetros después, Glenn se pasó a la parte de atrás y se sentó enfrente de su mejor amiga, sonrió a lo grande al ver uno de los dibujos en donde salía él y lo agarró, en ese momento, Aitana se percató de la presencia de su mejor amigo, estaba tan concentrada que no se dio cuenta de cuando la cama se hundió para abajo.

—Tienes una gran mano dibujando —confesó mientras lo observaba con admiración.

—Puedes quedártelo, tengo más dibujos con tu rostro. Espero que no te moleste.

—Tranquila, no me molesta, al contrario me agrada. Nunca nadie antes se ha tomado el tiempo de observarme mejor y ver lo guapo que soy —la pareja de amigos río con fuerza.

—Dame tu mano. —Glenn le extendió la mano a su mejor amiga y observó con detalle el pequeño tatuaje que le hacía con el bolígrafo. El tatuaje era el símbolo del infinito con sus siglas y la pequeña frase "Mejores amigos para siempre". —Nuestra amistad será eterna, chinito.

El coreano río, es a la única persona que le permite que le diga chinito, asiatico, etc.. Le despeinó el cabello con gracia.

—Eso lo sé, pequeña sheriff.

Ambos se miraron con una gran sonrisa que se borró cuando escucharon a Dale quejarse. Se acercaron y entendieron lo que estaba pasando. La carretera estaba repleta de coches pero aún así se podía pasar. Todo iba bien hasta que empezó a salir humo de la caravana.

—Maldición... —Susurraron la pareja de amigos a la vez.

Todos bajaron de sus autos, y fueron detrás de Dale.

—Ya lo dije, ¿no lo advertí? Lo dije mil veces. Se ha ido al garete.

—¿Problemas, Dale? —Dijeron a la vez la pareja de amigos, ambos se miraron y rieron. Parecen la reencarnación de los gemelos Weasley, o dicen lo mismo a la misma o terminan la frase del otro.

—Sólo el pobre milla de que estamos atrapados en mitad de la nada sin... —Miraron a Daryl buscando cosas en los coches —...no dije nada.

—Si no encontramos un manguito aquí, esto está lleno de cosas.

—Genial. Yo buscaré algo que nos sirva —comentó Aitana mientras se metía entre los coches y los especionaba. Vió cosas que les podía servir y los guardó en una mochila que le había quitado a un cadáver. —Ni se te ocurra gruñir que tú ya estás en el otro barrio y no la vas a necesitar.

Siguió buscando cosas mientras tarareaba una canción. Iba cogiendo cosas hasta que encontró un pequeño maletín con libretas la guardó sin que nadie más viera y mirando para todos lados por sí alguien la estaba mirando. Se terminó cortando con un trozo de cristal roto de la ventana y soltó un pequeño gruñido. Se quitó la camiseta y arrancó de cuajo la parte de abajo y se la puso liada en la herida. Se volvió a poner la camiseta y al mirar para el enfrente se dió cuenta que venía una horda de caminantes, rápidamente se escondió debajo de un coche justo a tiempo de que alguno la viera.

The love of my life || Maggie GreeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora