Capítulo 6. Confesiones.

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Maratón 2/?
Capítulo 6.

Confesiones.


Después de algunos minutos llenos de maniobras del doctor, Jayden se tranquilizó, se había calmado su tos gracias al doctor que lo estaba atendiendo.

El doctor había tenido que hacerle algunas preguntas para determinar el problema y saber cómo erradicarlo por completo.

— Bien Jayden, veo que ya estás mejor que cuando llegaste —dijo el doctor—. ¿Cómo te sientes?

— Como si mil elefantes de circo me hubieran usado como pelota para espectáculo.

El doctor se rió.

— Es algo normal, tranquilo. ¿Puedo hacerte algunas preguntas?

— Claro. 

— ¿Fumas?  

— No.  

— ¿Tienes dificultades para deglutir?

— ¿Deglutir?

— Tragar.

— No —titubeó—, creo.

— ¿Crees?

— No recuerdo haber tenido dificultades antes.

El doctor asintió y tomó nota, tomaba nota de cada cosa que Jayden contestaba.

— ¿Dolor articular?

— Eh.. No.

— ¿Has tenido sensibilidad en los huesos?

— Algunas veces.

— ¿Roncas cuando duermes o tienes algún tipo de falta de aire?  

— Según mi mejor amiga, ronco cuando duermo.  

— Hoy te acaba de dar un ataque incontrolable de tos y llegaste a tener dolor torácico—comentó.  

— Sí.  

— Bien creo que eso será todo —el doctor ase acercó a la puerta—. Iré a hacer algunos estudios y ya regreso contigo, ¿está bien?

— Sí, haga lo que tenga que hacer.

°°°°°°

Mientras tanto, Skylar se encontraba despertando en una de las habitaciones del hospital.

Al despertar completamente vio a una enfermera que estaba revisando que todo estuviera en orden.

— ¿Qué hago aquí? —  preguntó la pelinegra haciendo que la enfermera volteara a verla.

— Veo que ya despertaste —comentó dulcemente la enfermera—, ¿como te sientes?

—   Normal, supongo. ¿Qué hago aquí?

— ¿No lo recuerdas? Estabas muy presionada y preocupada que te desmayaste en medio del pasillo. Te vimos y corrimos a levantarte, después llegó el doctor y te trajimos aquí para que te pudieras recuperar.

— ¿Me desmayé? —la enfermera asintió— ¿Y me trajeron aquí?

— Sí. Llamaré al doctor para que venga a verte.

— No será necesario, me siento mejor. ¿Puedo irme?

— El doctor debe venir para autorizar tu salida.

— ¿Eh?

Sin responder, la enfermera salió de la habitación dejando a Skylar sola, con miles de dudas.
No esperó a que llegara el doctor, ella simplemente se levantó de la cama, agarró sus pertenencias y salió de la habitación revisando el pasillo para asegurarse de que nadie la viera y pudiera salir como si nada.

Dejando atrás aquello, se fue a la habitación en donde tenían a su amigo, se encontró al doctor que supuso lo atendía, iba entrando a la habitación. Se sentó en uno de los asientos que se encontraban a lado de la habitación, esperando alguna noticia de su amigo.

°°°°°°

— Tengo buenas y malas noticias, Jayden —el doctor acababa de entrar a la habitación—. ¿Cuál quieres escuchar primero?

Jayden estaba nervioso, temía que le dijeran algo que no quería escuchar, incluso cuando el doctor le había dicho que también había buenas noticias.

— Las malas.

— Las malas noticias son que tienes asma. —explicó el doctor.

— ¿Asma?

— Sí, tienes la mayoría de los síntomas.

— Oh —Jayden jamás imaginó tener asma—, ¿y las buenas?  

— Bien —comenzó el doctor—, las buenas noticias son que no tendrás que preocuparte por este problema más que para comprar el inhalador.

— Supongo que eso es bueno —asintió lentamente—. Solo por curiosidad, ¿cuándo podré irme?

— No te preocupes, ya puedes irte.

Después de algunos consejos para su problema e instrucciones sobre como utilizar el inhalador correctamente, Jayden pudo salir de la habitación. Al salir, se encontró con su amiga corriendo hacia él de manera asustadiza. 

— ¿Qué sucede, Sky? —preguntó.

— Nada, nada —jadeó—. ¿Ya podemos irnos?

El castaño sabía que algo estaba mal con su amiga, ella rara vez se comportaba de esa manera.

— No nos iremos hasta que me digas que sucede. —Skylar rodó los ojos.

— No sucede nada exagerado, ¿podemos irnos?

— No. 

La pelinegra gritó desesperada.

— ¡Bien! Te diré por qué quiero irme —el castaño asintió—. No tenía autorizado salir de la habitación hasta que el doctor lo autorizara pero como sabes que odio este lugar y que tenía que saber algo de ti pues me salí y me vine corriendo pero por lo que veo ya estás fuera así que podemos irnos.

— ¿Habitación? —preguntó confundido— ¿Esperar a que el doctor te autorizara? Skylar, ¿qué pasó mientras estaba allá dentro?

— Eh bueno... Digamos que me desmayé por estar preocupada por ti y me llevaron a una habitación aparte que estaba como a mil kilómetros de aquí y llegó una enfermera a decirme el porqué estaba ahí y no se que otras cosas, no le entendí ni pico pero bueno lo único que le entendí fue que no me podía ir hasta que lo autorizaran pero yo ya me sentía mejor y tenía que verte y me salí corriendo de la habitación y llegué y te vi fuera y fin. Ahora, ¿podemos irnos?

Skylar comenzó a tomar aire debido a que había hablado lo más rápido que pudo.

— Sabes que aunque hables rápido te entiendo perfectamente, ¿no? 

— Rayos. 

— ¿Si sabes que no puedes desobedecer la orden de un doctor?

— Pero no fue un doctor el que me dio la orden así que hay que irnos.

— Lo mismo sucede con una enfermera, debes hacer caso a lo que te dicen.

— ¡Pero ella ni siquiera sabía una cosa de lo que le preguntaba! —gritó— Cada que lo hacía ella me contestaba como si nada, ¡incluso me dejó con la palabra en la boca!

— Y luego el exagerado soy yo. —murmuró el castaño.

— Te escuché, avión barato. No soy exagerada.

— Apuesto lo que quieras a que exageras con respecto a la enfermera, conociéndote y conociendo tu fobia capaz que inventaste su actitud.

— ¿Desconfías de mi?

— No, desconfío de ti y de tu fobia —aclaró el castaño—. Pero está bien, podemos irnos.

Ni más bien terminó esa oración, la pelinegra salió corriendo del hospital, causando que su amigo se riera de ella.

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Nunca me dejes [Actualización lenta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora