01 - Conexión

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Era sabido que desde que el bebé salía del vientre de su progenitor tenía que ocurrir la tan esperada "hora dorada", es decir, el primer contacto de madre e hijo, donde tomaría de su pecho su primera comida.

¡Lo que había provocado una gran conexión por cierto!

— Wei Ying, ¿qué ocurre? — preguntó, Wangji.

Estaban en mitad de la comida familiar por los 100 días de A-Yuan, para gusto propio de la familia principal solo habían invitado a sus familiares cercanos. Ninguno quería que otras sectas vieran a su hijo hasta que este estuviera un poco más grande.

— Parece que la maternidad te sentó bien, Wei Wuxian. — comentó Jiang Cheng. — Pero te sentó como la patada del burro feo ese que tienes en el jardín de conejos.

— ¡Oye!, Manzanita no es feo, es más, tiene mucho más pegue que tú. — dejo sus palillos a un lado y se levantó de su asiento.

— ¡¿Qué dijiste?! — gritó. — ¡Wei Wuxian!, ¿A dónde vas?

Una risa estruendosa se escucho en esa sala, el líder Jiang dirigió su mirada rápidamente hasta el individuo que se había atrevido a atentar su propia vida.

— ¿De quién crees que te estas riendo? — enfrentó. — ¡Lan Xichen!

— Tú te pusiste los zapatos solo. — volvió a reír.

Los presentes solo ignorarían esa pequeña mini guerra que ocurría en la esquina del salón. Sí, (el bullicio de esos líderes empezó a ser más fuerte).

Aunque, Lan Wangji estaba lo suficientemente preocupado por su esposo como para controlar el orden como de costumbre, y esto no pasó desapercibido por los demás.

— Hanguang-Jun. — se dirigió a él, Yanli. — ¿Ocurre algo entre ustedes?

— ¿Mn? — la vio fijamente. — No, solo estoy preocupado por mi esposo.

Wei Wuxian se veía alegre y juguetón, sin embargo, ya no lo era tanto, parecía muy cansado y a las justas conversaba sin incomodarse, eso no era propio de su actitud y todos tenían duda de lo que pasaba.

Lan Wangji no aguanto otro segundo sin quedarse ahí.

— Me retiro, sigan disfrutando. — dicho eso, salió.

Unas risas burlonas desconcentro a todos aquellos que miraban al cultivadores irse para voltear de donde venía el ruido, tenían suerte que Lan Qiren no estuviera ahí.

— ¿Por qué hiciste eso? — regaño, Lan Xichen. — ¡Jiang Wanyin!

— ¿Acaso me llamaron? — lo ignoró. — Oh, ¿entonces de quien será esa comida con tanto picante? — había vertido la salsa que le dio Wei Wuxian el plato del líder Lan. — Que lastima que una de las reglas de Gusu es "no desperdiciar la comida".

El resto de invitados solo suspiro e ignoro esa pequeña situación.

— Se los dije. — suspiro frustrada, Wen Qing. — Parecen esposos en medio divorcio.

La palabra llegó a sus oídos.

— ¡¿Esposos?! — se miraron aterrorizados y se soltaron. — ¡Ihg! — se estremecieron y se dieron la espalda.

Bueno, al menos ya sabían como calmarlos.

Por otro lado, a quien no sabían cómo calmar era a A-Yuan. El pequeño se removida inquieto y lloraba con fuerza, habían intentado de todo para no molestar el descanso de Hanguang-Jun y su esposo, pero ya no sabían que hacer.

Tenían que ir a por ellos y-

— Mi bebé. — la madre del pequeño entró. — Ya estoy aquí, rabanito.

El Rabanito de Wei Ying se está cosechando © MDZSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora