𝗦𝗧𝗘𝗣𝗦𝗢𝗡-𝐒𝐨𝐯𝐢𝐞𝐭-𝐀𝐦𝐞 ☭ [+18]

M

Distraído, mantenía la mirada agachada mientras leía de un periódico.

Eran apenas las ocho y media de la mañana, el estadounidense apenas despertaba de su largo sueño de catorce horas.
Mientras caminaba a la cocina, se fue cruzando con sus hermanos.

—Buenos días hermano.

—Buenos días, Canadá.—Respondió sin sacar su mirada del periódico.

—¡Buenos días hermano!—Habló un australiano con entusiasmo.

—Australia, baja la voz.—Regañó Nueva Zelanda cruzado de brazos.

—Buenos días.—Ignorando la pequeña discusión que los contrarios comenzaron a tener, llegó a la lujosa cocina de su hogar.

Acercándose a la mesada, comenzó a prepararse un café mientras se concentraba en las noticias del papel.

—Buenos días hijo.—Saludó con un acento británico, tomando un sorbo de su té.

—Buenos días padre...

—Buenos días capitalista.—Esta vez, era un tono más fuerte y varonil que el de su padre.

—Buenos días comunista.—Al principio el estadounidense no le prestó atención, estaba tan concentrado en seguir leyendo que no se percató quien estaba con su padre, había saludado inconscientemente ya que reconocía ese acento.

Dejó caer el periódico helado cuando se dió, cuenta, dándose la vuelta rápidamente, miró sorprendido a quien estaba detrás suyo.

—¿¡Soviético?!

—¿Qué dicen las noticias?—Preguntó curioso, con una sonrisa burlona dibujada en su rostro.

Sin responderle al ruso, miró con el ceño fruncido al británico.—¡Papá!, ¿¡Qué carajos hace este comunista aquí?!

—Baja la voz, no te enseñé a ser así de mal educado.—Dijo algo molesto por la actitud infantil de su hijo mayor.— USA, se que tienes una relación bastante compleja con la URSS.

—Para no decir que somos enemigos a muerte.—Interrumpió de mala gana el de gafas negras.

—Lo que quiero decir es... Que me he estado juntando mucho con él para tratar de arreglar su relación. Queremos que todos estemos en paz, y en una de esas reuniones... Simplemente nos confesamos nuestros sentimientos.

La boca del americano se abrió.

—URSS será mi esposo, USA. Y lo único que te pido, es que olvides tu rivalidad con el para que podamos estar todos en paz.—Con un leve rubor en sus mejillas, tomó la mano de su prometido.—¿Puedo contar contigo, hijo?

...

La sonrisa del soviético lo ponía más tenso, no era una sonrisa cualquiera, lograba diferenciar cierta malicia en ella.
No era inocente, conocía muy bien a ese rostro, lo había visto más de una vez.

Apretó con enojo sus puños.—No, lo siento padre. Jamás aceptaré a ese comunista muerto de hambre, ¡No merece ser nuestro aliado ni mucho menos tu esposo!—Pisoteando con fuerza el periódico, se fue corriendo como niño caprichoso, su rostro ardía del enojo y sudor frío caía de el.

—¡USA!—Apunto de levantarse de la silla, fue detenido cuando una mano se poso sobre su hombro.

—Dejalo cariño... Es difícil para el aceptarlo todavía... Dale su tiempo, mis hijos tampoco estaban muy de acuerdo cuando les conté de esto...

Un suspiro pesado se escapó de los labios del inglés.—Tienes razón... Pero no puedo evitar sentirme mal... Canadá, Australia y Nueva Zelanda te aceptaron a pesar de los desacuerdos, ¿Por qué simplemente no puede dejar el pasado atrás como sus hermanos?...

El soviético rodeó las caderas del británico con sus fornidos brazos y apoyó su cabeza en su hombro.— Ya se le pasará, es cuestión de acostumbrarse... Sabes que USA es... Bastante especial a diferencia de los demás.

—Jeje...—Un leve rubor se apareció en sus mejillas.— Gracias por entenderme, amor.

Ambos se dieron un dulce beso en los labios, el británico rodeó el cuello del mayor con sus brazos.
Aunque el tenía los ojos cerrados, el soviético no.
Lograba ver de reojo a él estadounidense con sus hermanos, por las expresiones y la forma de actuar, supuso que se estaba quejando por la nueva noticia.

Una sonrisa llena de malicia se dibujo en sus labios que aún no se separaban de los del inglés.