Capítulo 7: ¿despedida?

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Los últimos días las cosas entre garu y yo se volvieron algo incómodas o almenos lo eran para mi, cada pequeño roce, cada mirada o momento que pasábamos juntos se me aceleraba corazón, se me calentaba el rostro y me era inevitable no sonreír. Cuando todo eso sucedía sacudía mi cabeza para espantar aquellas raras sensaciones ¿Por qué me sucede esto a mi?.
Y por eso agradezco momentos en que Abyo nos visita, me ayuda a controlar esas cosas o que ocurran momentos inoportunos, como ahora mismo. Llegó temprano para mostrarnos una espada que encontró en el mercado, era muy linda, era una espada de filo rojo con empuñadura de acero y detalles de fuego dibujados en la hoja del filo.
Estábamos examinandola entre los tres, ya queríamos usarla y Abyo seria el primero, se posiciono para iniciar… Pero el sonido de un golpe lo detuvo, volteamos a  ver de vino donde  aquel estruendo, en la puerta se podía divisar una silueta la cual era una chica de pelo negro y vestimenta fucsia, que llevaba una katana en cada mano.

—¡¿DÓNDE ESTÁ?! —gritó mientras avanzaba buscando con la mirada, pareciese que llevase la ira de una bestia en sus ojos.

—¡¿Q-QUÉ?!¡¿QUIÉN!? —cuestionó Abyo nervioso ¿Qué está haciendo ella aquí?

Se fueron más al fondo para luego volver, Abyo siendo casi atropellado por Ching quien caminaba a paso rápido girando su cabeza de un lado a otro, no parecía en todos sus sentidos. Continuó así un rato hasta que me vio y se alertó, al parecer me notó.

—¡GAH! —Se posicionó preparada para luchar— ¡¿QUÉ HACES TÚ AQUÍ?! —

—¡¿YO!?—dijo indignado con una mano en su pecho—¡¿Tú qué haces aquí?! —Ante esto recibió un codazo de parte de Garu.

—HIJO DE- —iba a continuar avanzando pero.

—¡CHING! —dijo Abyo parándose enfrente de ella—¡¿Quieres decirme qué es lo que haces aquí?!¡¿Por qué entraste aquí así?! —dijo mientras la sostenía por los hombros.

—¡Aquí el que tiene que dar explicaciones es él —dijo apuntando a Garu con el filo de su espada—¿Sabes lo devastada que esta Pucca?¿Lo triste que ha estado estos días? —decía con enojo mientras apretaba más el agarre de sus espadas.

—¿...?—la miró confundido ¿Qué tenía que ver él con eso?

—¿De qué hablas? —cuestionó el moreno más joven.

—Hace unos días ella vino, me contó que la recibió una mujer que la trató mal —miró a Garu con más enojo—y la corrió —

Abyo volteó hacia Garu para que le explique y mientras este estaba en un diálogo interno, pensando en cómo algo tan ridículo le pudo afectar tanto a la susodicha, un ruido llamó la atención de los tres. Bueno, más que un ruido era una risa.

—jajaja, ay no jajaja —la cual era de nadie más ni nadie menos que Tobe.

—¿Te parece chistoso el sufrimiento de los demás? —preguntó con una voz sombría.

—Ay si, me encanta —dijo mientras se secaba una lágrima e intentaba recuperar el aire— me llena el alma eso siempre, pero no me estoy riendo por eso —habló más tranquilo.

—¿Entonces? —cuestionó una vez más la única chica del lugar.

—Nada, solo que es curioso lo ridículo de esta situación —dijo mirando sus uñas.

—¡¿Qué dijiste?! —exclamó enojada avanzando unos pasos hacia el otro, sino fuera por Abyo que pedía por favor que no diga nada estúpido, hubiera continuado.

—Lo que escuchaste, es tan ridícula como tu amiga —dijo para levantarse y verla directamente— la cual fue tan tonta que no fue capaz de darse cuenta de que esa mujer, era yo —dijo esto último para sonreír de forma siniestra.

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