Capítulo 5: conflicto

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Su moto avanzaba descuidadamente mientras aumentaba la velocidad, la gente que se cruzaba por su camino debía lanzarse a un lado para evitar ser atropellados, pero ni siquiera el miedo o la seguridad de los pobladores le importaba en ese momento.
Luego de ese desagradable encuentro con aquella extraña mujer, se alejó lentamente mientras un aura deprimente la rodeaba y está misma se empezaba a notar con el repentino cambio de clima, el cual perduró hasta el día siguiente. Ráfagas de viento azotaban todo a su alrededor, para cuando llego al Goh-Rong prácticamente lanzó su casco y corrió a toda velocidad hacía su cuarto para ahogar sus lágrimas en sus sábanas, esperando que el viento se lleve sus penas.

—¡Hip!¡Aaaagh! —no aguantó más y soltó un gritó desgarrador el cuál llegó a cada rincón de la aldea.

Tanta fue la potencia del grito de la chica, que aquel agonizante dolor retorcío los huesos de dos muchachos que despertaron del susto que les provocó. Se miraron entre sí ¿Había sido un sueño?¿Se lo imaginaron?
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un rayo azotó y el trueno provocó un gran estruendo en toda la extendió  de la casa. Había una tormenta muy fuerte y no habían señales de que se detendría pronto.

—¿Aún tienes sueño? —preguntó al dueño de la casa, quien no parecía querer pegar un ojo nuevamente.

— ... —negó con la cabeza, vaya forma de iniciar el día.

—Bueno... —dijo mirando el piso pensativo—¿Quieres... Entrenar? —cuestionó al otro con una ceja levantada.

—¿Uh? —lo miró extrañado, como si lo estuviera escaneando, después miró hacia afuera y volvió a mirarlo ¿Es enserió? Se dijo a sí mismo.

—Vamos, hace días no peleo y ya me siento mucho mejor —dijo sonriendo—además, la lluvia es un buen estimulante—

—... —lo pensó un momento.

Al final... No le dejo, le preocupaba que sus heridas puedan llegar a abrirse, además se que no quería mojarse. Era un bello día para estar adentro, mirar la lluvia y tomar algo caliente. Y no se quejaría si pudiera hacer eso en silencio, palabra aparentemente desconocida para el diccionario de Tobe.

—A-BU-RRI-DO —decía sentado en la cama, esperando que Garu trajera el té—esa es la definición de tu persona, jum —se cruzó de brazos.

—Mm... —rodó los ojos, aburrido es escuchar tus quejas, pensaba.

Al igual que hace unos días, llevo el té en una bandeja acompañado de unas galletas, esta vez eran de miel. Disfrutaron del desayuno tanto como se podía, al menos Tobe quien se quejaba sin pelos en la lengua, mientras que Garu...
Bueno, creo que ya lo perdimos, hasta que recordó algo importante.

—... —agarró unas hojas que estaban arriba de la mesita y escribió en una de ellas, para entregársela al otro.

—Y de verdad, deb- —dejó de hablar para así tomar la hoja y ver que quería el ninja de rojo.

De repente, su semblante cambió para así hablar:

—¿Quieres saber... qué me pasó ese día? —habló con indiferencia—, pues una pelea, obvio y por supuesto, gané —dijo sonriendo posando como modelo, hasta que vio a Garu.

—... —en su mirar era obvio que pedía respuestas, y no hacia esto por burla, de verdad le importaba saber—

—Ah... Bien, pues... —dijo acomodándose mejor— te contaré una historia llena de drama, acción y mucha pasión, gracias a mi participación —a pesar de que no le agradaba lo que iba a contar, no quería lucir patético ante su primer amigo—bueno, todo ocurrió así...

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