2. Sospechas y engaños

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Enzo se despertó envuelto en el agradable aroma del alfa con el que se acostaba desde hacía unos meses. Se deshizo del abrazo de oso en el que dicho alfa lo tenía atrapado y lo besó en la mejilla antes de salir de la cama.

Le tocaba turno de mañana y al alfa de tarde, así que tendría que irse antes.

Se dirigió a la ducha y dejó que el agua borrase todo rastro de lo que habían hecho, y más tarde se dirigió a la cocina del alfa para desayunar como si estuviese en su propia casa. La confianza entre ellos era una cosa.

Antes de irse, sintió unos brazos rodear su cintura y unos labios en su sien.

–Nos vemos más tarde, precioso –le dijo una voz somnolienta.

Le dio un beso rápido al alfa y salió por la puerta.

–Nos vemos, lindo.

Mientras conducía al hospital con el pelo aún húmedo de la ducha, sonrió al recordar cómo había empezado aquella aventura.

***

8 meses antes

Enzo se despertó con un ligero dolor de cabeza y al momento se dio cuenta de que no estaba en su casa y de que estaba envuelto en un fuerte abrazo.

Desnudo.

"¿Pero qué hice anoche?" pensó sintiendo el pánico invadirlo, no le gustaban las aventuras de una noche y no sabía con quién estaba. Había salido la noche anterior con varios compañeros de trabajo, había bebido, pero aquello...

De repente se dio cuenta de que reconocía el aroma del alfa que lo abrazaba tan de cerca y sintió aún más pánico.

Vainilla con leves notas amaderadas. Estaba en la cama de Agustín Pardella.

Su amigo más cercano en el hospital. Empezó a recordar la noche anterior, como habían ido a por varias copas, como sus compañeros habían ido retirándose hasta que sólo quedaron ellos dos. No era la primera vez que se quedaban a solas de noche, pero sí la primera que bailaba con las manos del alfa en su cintura, la primera vez que lo besaba en un antro...

La primera vez que acababa en su cama. 

Temía haber arruinado su amistad y que fuese incómodo verlo todos los días, pero la suave voz del alfa lo sacó de sus pensamientos intrusivos.

–Te oigo pensar, Enzo.

La voz de Agustín tenía un ligero tinte de diversión que contrastaba con la ansiedad que sentía él.

–Agus, yo...

–Tranquilo –el alfa besó su frente– Todo está bien, Enzo. Aún somos amigos.

–¿De verdad está todo bien?

Agustín se inclinó hacia él y lo miró con esos ojos azules que siempre lo impresionaban.

–Claro que sí. Te aprecio, Enzo, nunca terminaría nuestra amistad así –las manos del alfa lo atrajeron aún más hacia su cuerpo– Y si lo deseas podemos hacer esto más veces, pero solo si querés. Si no, está perfecto, amigos y ya.

–Mmmm ... –murmuró pensativo. Agustín era un excelente amigo y había sido un alfa atento y cariñoso. Lo había pasado muy bien con él– Creo que vamos a ser más que amigos, entonces.

El alfa dejó un suave beso en sus labios, riendo.

–¿Amigos con derechos? –preguntó divertido– Como quieras llamarlo. Sos un amigo excelente y lo pasé muy bien con vos ayer. No me malinterpretes, hace tiempo quería eso, pero también quiero seguir siendo tu amigo. Eso no lo cambia un acostón.

Destino [Matienzo - Agustín/Enzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora