Una promesa ~ Pedri González

Capitulo 32: Tres pasos

~ Narra Dafne

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— ¿Qué haces — pregunte riendo

— Que si le echo agua se quitará la mancha — respondió Gavi mientras mojaba su camiseta en el baño tratando de quitarle una mancha roja

— Pero estará mojada ¿Por qué no usas otra? 

— Solo he traído sudaderas y pantalones cortos, además esta camisa, me gusta mucho

— La próxima vez que derrames tu bebida planea algo mejor — me eche a reír porque se veía bastante frustrado 

— Deja de reírte de mí — se giró para quedar frente a mí, estaba sentada en un tocador

— Me hace mucha gracia — se acercó hasta quedar entre mis piernas 

— ¿Yo? — preguntó serio — O el papel que has montado ahí abajo

— Estás loco, seguramente yo me veía fantástica mientras bailábamos — deje de reírme porque lo sentí más cerca 

— Seguramente sí — dijo y mi corazón se aceleró al sentir sus labios en mi cuello 

— ¿Gavi? — se recostó en mi hombro y aún podía sentir su aliento

Me quedé paralizada porque su cercanía me parecía extraña, podía moverme, pero no lo hice. Sentí un ligero beso en mi mentón, me miró a los ojos y podía sentir su aliento en mis labios, negó lentamente y escuché que suspiró

— Perdón — tomé su rostro entre mis manos y le dí un beso en la mejilla

— Te quiero mucho Pablo — me abrazo y nos quedamos ahí por varios minutos

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Me desperté sobresaltada porque alguien llamó a la puerta, agradecí que todo hubiera sido un sueño

Me acerque al espejo para saber si estaba presentable y cuando me peine un poco abrí la puerta, Pedri me miraba con un rostro totalmente serio, como si intentara descifrarme

— ¿Hola? — dije para romper el extraño silencio que se había formado — Pedri, necesito que hablemos

Insistí porque su comportamiento me parecía algo aterrador, pero no dijo nada, solo dio algunos pasos hasta adentrarse en el departamento, me quedé de pie esperando su respuesta, pero en su lugar se acercó a mi tan rápido que no pude reaccionar hasta que sentí sus labios sobre los míos.

Su cuerpo me hizo retroceder para dejar mi espalda recostada en la puerta, sus manos se posaron en mi cintura y cuando pude seguirle el ritmo enrede mis manos en su cabello para profundizar el beso.

— No quiero ser aguafiestas — dije cuando nos separamos un poco — Pero debemos hablar

Asintió para volver a besarme, no entendía nada, pero sentir sus labios era todo lo que necesitaba, dejó un camino de besos a lo largo de mi cuello, mis piernas no tenían fuerza porque la sensación de tenerlo tan cerca me debilitaba por completo.

— Hablaremos — susurró en mis labios — Pero ahora quiero tenerte así de cerca, así que te propongo un trato 

— ¿Cuál? — sonreí mordiendo el lóbulo de su oreja 

— Basta que no me concentro

— Vale 

— ¿Recuerdas que sucedió anoche entre ambos? — negué con un poco de pena — Lo suponía. Haremos 3 cosas, primero iremos a la habitación y te voy a recordar todo lo que hicimos