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Eras un destello de luz en una gama de grises, incapturable para mí cámara, mas, sin embargo, perfectamente tentador para atraparlo con mi corazon.
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El eufórico estado de ánimo correspondiente a Enid consiguió que sonriera de igual manera al verme reflejada en el espejo ovalado. Daba pequeños pasitos en el mismo metro cuadrado, jugando con las poses, intentando verme de distintos ángulos.
— ¡Te ves divina! — expresa la mujer loba sin poder seguir conteniéndose.
— ¿Enserio? ¿Yoko que piensas? — me volteo despacio, procurando no hacer un mal movimiento y arruinar el vestido.
— La luna jamás se vio mejor
Rio mordiendo mi labio inferior. Probarme vestidos fue una distracción demasiado bien recibida. Aunque no lo pareciera me gustaba salir de compras, jugar con las prendas, hasta obtener un resultado satisfactorio.
Debido a mi infinito amor por la fotografía hace un año tomé un curso sobre teoría del color, la correcta implementación en la rama y mucho más. También dicho conocimiento ayudó a definir mi estilo de ropa, la paleta de colores, etc.
— Entonces será este — tomar una buena elección efectúa variadas secuelas en un ser humano, a mi por ejemplo me da un basto calorcito en el estómago bajo, por supuesto, ahora lo sentía, pues este vestido de satén color plateado lograba un sentimiento que no halle en los candidatos anteriores.
