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Eras un destello de luz en una gama de grises, incapturable para mí cámara, mas, sin embargo, perfectamente tentador para atraparlo con mi corazon.
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Narra Moon
Demonios...
¿Donde miro?
— Pero si son ustedes, Kent, Moon — magnéticamente deslice mis ojos a la dueña de esa voz — lucen bien juntos — a pesar de su comentario inocente, sabía que su sonrisa era más venenosa que serpiente.
— También ustedes — el tritón se adelanta a responder, pareciendo el unico que esta a gusto con la conversación.
Cruzo mis brazos por sobre mi estómago, totalmente incomoda, realmente no quería verlo, pero cordura e insensatez se batallaban dentro, luchando por el predominio de control. Cuando nuestras miradas se cruzan se quien ha tomado la victoria.
— Si nos disculpan, nos adelantamos — por supuesto quien revienta la burbuja es Bianca, toma el brazo de Xavier entrelazando con lo suyo.
— Te veo en la fiesta Moon— es el misero comentario del chico dirigido hacia mi, asiento y los pierdo de vista.
Sin evitarlo mi boca expulsa el aire retenido — Bianca es aterradora ¿No?
— Lo es — me limito a decir, pues decir lo que tenia atorado en el fondo de la garganta podría no ser del agrado de mi compañero — ¿Entramos?
— ¿Puedo...?
Se a lo que se refiere — Claro que puedes, aunque te aconsejo que retires el brazo en presencia de mi madre, es muy reacia a verme con chicos.
— ¿Crees que me sancione o algo asi?
Rio sin poder evitarlo — ¡Obvio que no! a no ser que intentes besarme tras bailar conmigo — una segunda carcajada escapa tras ver su expresión asustada — ¡Es broma, Kent! Mi madre suele separar lo personal de lo académico, tranquilo.
— ¿Enserio? eso es genial — no entiendo a que se refiere, pero lo olvido al segundo después que nuestros pasos avanzan a la par.
El esmero que pusieron las personas al decorar el salon se refleja hasta en la entrada. Translúcidas cortinas con pequeñas luces doradas daban la bienvenidas a los estudiantes, la estética es impecable, cada objeto combina con sus vecinos.
Que elegancia la de Francia...
Y hablando de elegancia, madre se hallaba esperando en la entrada, con una sonrisa impecable.
— Querida te ves... — espero pacientemente su respuesta (aunque el brillo permaneciente en sus ojos es suficiente contestación) — espléndida.
— Al igual que tu, madre — miró a Kent — Em, el es Kent madre, ya debes conocerlo.
— Por supuesto, ¡Que disfrutes la fiesta! — el chico sonríe afirmando con la cabeza, siento su brazo enmudecido, petrificado entrelazado al mio — ¿Podrias dejarnos un momento a solas?